Emerge un nuevo tipo de profesional.
En 2016, un reconocido bufete estadounidense empezó a usar los servicios de Ross, una herramienta basada en Inteligencia Artificial capaz de buscar jurisprudencia y documentación legal en materia de quiebras y concursos de acreedores.
La prensa internacional comenzó entonces a hablar de la contratación de “abogados robots” y con ello, se abrió una serie de preocupaciones en torno al impacto que la tecnología tendrá en el gremio jurídico.
En voz de especialistas como Jaime Limón, más que hablar del eventual desplazamiento de humanos por robots, es pertinente pensar en un nuevo concepto: el de abogado digital.
Este tipo de profesional del Derecho dedica su estudio a la implementación de las TIC en la práctica jurídica y se apoya en el conocimiento de expertos en programación web, mercadotecnia, comunicación, sociología y ciberseguridad.
Defender la abogacía 4.0 es un imponente desafío de las nuevas generaciones de profesionales, y una prueba a la flexibilidad de sectores jurídicamente ortodoxos que insisten en argumentar la inutilidad de conocimientos sobre el entorno digital.
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