Tras confirmar que enviarán a los equipos de campaña de las candidatas y el candidato a la Presidencia de la República el Decálogo de Transformación Digital con Perspectiva de Género, Adriana Labardini, presidenta de Conectadas, reconoció que hay apertura para escuchar a las mujeres (que representan el 51 por ciento del electorado), aunque probablemente no hay una clara comprensión del cruce entre género, medios, ecosistema digital y tecnologías disruptivas, temas que parecen aún “divorciados y separados en silos”.
Luego de la presentación del Decálogo en la UNAM, consideró que al parecer, “no se ha comprendido la importancia de transversalizar la perspectiva de género en temas tan elementales como elaborar un presupuesto público o bien para diseñar políticas públicas en la materia”.
En ese sentido, confió en que “todas las candidatas y todos los candidatos, incluyendo quienes aspiren a ocupar espacios en el Congreso de la Unión, nos abran las puertas, porque este es un trabajo profesional de expertas, plural, con ojos y visiones diversas, pero al que se le incorporó ese lente transversal de la perspectiva de género”.
Explicó que el Decálogo cuenta con la experiencia y conocimientos de numerosas expertas que, desde diferentes ópticas, han contribuido a generar una intersección entre el desarrollo tecnológico, la transformación digital y temas de género, con visión de derechos humanos, que puede aportar mucho al debate político que se desarrollará durante las campañas electorales.
Reconoció la apertura de los equipos de campaña para escuchar estos puntos de vista e insistió en la relevancia de tener en cuenta el enfoque transversal del tema de género, para crear políticas públicas que resuelvan las brechas salariales, de acceso a puestos directivos en las empresas, de acceso a las carreras STEM y de participación en ciberseguridad y generación de tecnologías disruptivas.
Respecto a la reciente iniciativa presentada en el Senado de la República para regular la Inteligencia Artificial, Adriana Labardini lamentó que ésta se haya elaborado “sin escuchar a distintos participantes”.
Recordó que este es un tema multiactor, donde “necesitamos asegurarnos que se escuchen a hombres y mujeres, de ámbitos urbanos y rurales, jóvenes y mayores, en situación de vulnerabilidad y no, a industrias grandes, medianas y pequeñas, a mujeres y hombres indígenas, a la academia, a la sociedad civil organizada, que cada vez es más profesional en compilar y procesar datos e indicadores”.
Y es que recordó que la IA es una tecnología con una gran facilidad de monetización, pero advirtió que sus efectos exponenciales han permeado todas las actividades y muchas veces, así como ha ayudado a eficientar procesos y manejar información en grandes volúmenes, es un tema que se debe tomar con celeridad, por su rápido desarrollo, pero al mismo tiempo con calma, “viendo la película en grande”.
Porque “no vemos posible un desarrollo sostenible, una prosperidad nacional, un México competitivo, productivo y que cuide a sus mujeres y hombres y a sus recursos naturales si no empieza a adoptar estándares e indicadores de sostenibilidad social y ambiental” y donde las regulaciones sobre nuevas tecnologías, se realicen sin conocimientos completos del tema y sin tomar en cuenta todas las voces.
En ese sentido, es importante tener en cuenta que si bien la IA se puede usar para aspectos positivos, “cuando el riesgo es tal que puede tener un impacto negativo tan devastador, entonces tendría que prohibirse para ciertos usos, como se está prohibiendo para la guerra. Queremos una IA para la paz, no para la guerra”.
De ahí que se requiere “bordar fino, hay que bordar fino estas rutas, estas estrategias, antes de lanzar un proyecto legislativo que tal vez no trae detrás presupuesto, ni una implementación, ni una institución robusta capaz de vigilarla y de exigir el cumplimiento. Si no estás preparado para monitorear, supervisar y hacer cumplir, la ley se convierte en meras recomendaciones”.
C$T-GM