Los avances logrados hasta el momento en materia de diversidad e inclusión son resultado de las mil y un veces que una mujer pasó de ser espectadora a protagonista en ámbitos tan demandantes como el tecnológico, pero también de las ocasiones en que a partir de una nueva perspectiva redefinen el concepto de liderazgo tomando con una mano a las que llegaron y con la otra, a las que inician su ascenso.
Este 8 de marzo, que tiene como tema central “Un mundo digital inclusivo: Innovación y tecnología para la igualdad de género”, Yessenia Becerra, experta en ciberseguridad en Trend Micro y Claudia Medina, especialista en IDC México, ponen la mira en lo logrado, y hablan de acelerar el paso en la larga lista de pendientes, del peso de las auto exigencias y del valor de la sororidad.
“Empecé muy joven, estoy con profesionales más experimentados y me he enfrentado con situaciones en las que algunas personas con gran experiencia en ciberseguridad ponen en duda si puedo hacer las cosas. Cuando hablo de lo que sé, sí notan que tengo conocimiento y justo empiezan a cambiar su ‘modelo mental’ de que no estoy ahí sólo porque soy mujer”.
Para Yessenia Becerra, quien hace seis años egresó de la carrera de Ingeniería en Sistemas de la Escuela Tecnológica Instituto Técnico Central, en Colombia, y hoy es Threat Specialist para Latinoamérica de Trend Micro, su juventud y “corta” carrera profesional, han sido su principal desafío.
Y es que con todo y que los perfiles especializados en ciberseguridad son los más demandados a nivel global, las mujeres representaron en 2022 sólo el 25 por ciento de fuerza laboral; aunque hay que apuntar que esta cifra es positiva si se considera que en 2019, el nivel era de únicamente 20 por ciento y en 2013, de 10 por ciento.
El informe “Women in IT and Cybersecurity” de la firma (ISC)2, estima que para el año 2025 las mujeres ocuparán el 30 por ciento de los puestos de trabajo en ciberseguridad y que para 2031 el nivel se elevará a 35 por ciento. Positivo sí, pero insuficiente.
“La cultura de las mujeres es que hagamos algo muy asombroso para que podamos resaltar; creo que hemos aprendido también a pensar un poco diferente, a no conformarnos en cierta medida y siempre queremos ir un poquito más allá, es cuestión de crecimiento y cultura, pero también es un tema de cómo nos educan”.
Sin embargo, recalca la especialista, el hecho de dejar de concebirse como un grupo minoritario podría modificar el cómo las mujeres piensan que deben ganarse ciertas cosas, espacios, beneficios, o dejar de sentirse relegadas.
“Lo que deberíamos hacer es justo dejar de ser la minoría y que empecemos a hablar de que todos somos iguales y tenemos las mismas oportunidades de resaltar y hacer cosas muy impresionantes; es un poco esa mentalidad de que somos minoría, entonces tenemos que hacer cosas impresionantes. También es tratar de dejar de ser la minoría como, por ejemplo, traer más chicas o más mujeres al área de la tecnología”.
En ese sentido, para Yessenia Becerra la acción es un recurso valioso para impulsar los cambios, no quedarse como espectadoras, sino crear grupos de mujeres en tecnología, creando contenido digital, compartiendo experiencias, sin aislarse de la sociedad, para cambiar el entorno y hacerlo más inclusivo.
Para Claudia Medina, Software Domain Leader Latinoamérica & Senior Manager Enterprise Solutions México de IDC, la clave de un mundo digital más inclusivo y diverso se encuentra en la formación temprana y la educación.
“Tiene que haber un cambio cultural. Del lado de quienes son los grandes creadores de la tecnología, e incluso en el mindset de las niñas. Tenemos la gran oportunidad de formar a niñas mucho más seguras de sí mismas y que ellas mismas puedan decidir qué es lo mejor para ellas en el ámbito educativo y laboral”.
Con un respaldo de 17 años de experiencia en el sector, camino en el cual se ha enfrentado a la demanda de ser excepcional, muchas veces como una presión autoinfligida, Claudia Medina reconoce un cierto avance al interior de las empresas, con iniciativas y programas formales para la inclusión y la diversidad, pero ahora con mayor representación en cargos de dirección y operación, a nivel nacional e internacional.
“Las empresas lo están asumiendo. Las empresas son muy conscientes y están dándole un impulso mucho más formal y serio a este tema de la inclusividad, pero no sólo para tener equilibrado el porcentaje de hombres-mujeres, sino de tener un porcentaje de mujeres en niveles directivos o puestos de liderazgo”.
No obstante los avances, que construyen un camino más confortable a las jóvenes que aún no ingresan al mercado laboral, es necesario separar la formación educativa del género, apoyando esta idea desde el hogar; que en las escuelas niños y niñas sean tratados como iguales, y que la sororidad y solidaridad femenina se vean desde un ángulo diferente.
“Ya no me gusta decir que estamos en desventaja; creo que ese es un discurso que te habla desde el lado donde uno mismo se pone en desventaja. Hay que asumirnos como somos, como nos sabemos, como las profesionales que somos y ayudar a las demás compañeras”.
La participación de las mujeres en el sector tecnológico de todas las edades es esencial para un presente y futuro más inclusivo y diverso. Hoy como nunca hay esperanza: cada vez más profesionales están reconfigurando esta nueva perspectiva en el mundo TIC para hacerse presentes, acompañando a las nuevas generaciones, ocupando el espacio que merecen, cambiando al mundo con la tecnología y liderando el cambio.
C$T-GM