Más allá de adoptar la tecnología y por más usos que se le puedan dar a ésta, lo importante en la educación es cambiar la manera en que hacemos las cosas, porque hoy en día, en la mayoría de las aulas, se siguen los mismos métodos que en el siglo XIX.
“Si Benito Juárez pudiera volver hoy en día a un aula cualquiera, encontraría que las cosas se siguen haciendo del mismo modo que cuando vivía” y por ello, lo importante es cambiar el modelo de enseñanza, para obtener resultados distintos y a ese nuevo modelo, aplicarle todas las bellezas que puede hacer la tecnología.
Durante el panel “Educación hiper personalizada: cómo se transforma en el mundo de la IA”, celebrado en el marco del e-Tech Evolving Education, los panelistas coincidieron en que la Inteligencia Artificial (IA) y otra serie de herramientas tecnológicas, incluyendo la Realidad Aumentada, son elementos que se deben incorporar a la práctica docente, pero con pleno conocimiento por parte de los maestros, que se deben capacitar en el manejo de la tecnología.
Al respecto, Iván Felipe Morales, director de Fundación Restaurando el Futuro, señaló que más allá
de debatir sobre si la IA quitará o no el trabajo a los docentes en el futuro, lo importante es “que no nos quedemos en los mismos debates sobre lo que debe o no ser la educación, pues mientras hacemos eso, la tecnología avanza de manera vertiginosa y nos deja terriblemente atrás”.
Recomendó buscar la manera de abrazar la tecnología de manera responsable por parte de los profesores en todos los niveles, para saber cómo usarla a favor de un aprendizaje distinto, que ya no puede continuar con los paradigmas del pasado. Y desde luego, esto incluye la IA, que es alimentada por personas. Lo importante es que las personas tengan las herramientas para alimentar de manera correcta esas grandes bases de datos.
Sobre este particular, Paul Moch, cofundador y director de Camino 21, sostuvo que la práctica docente, en su gran mayoría, sigue el mismo esquema que en el siglo XIX, donde un profesor de coloca frente al aula armado con un pizarrón y entrega información que los niños deben memorizar. Este esquema ya no funciona en un mundo tecnológico que avanza sin cesar.
Hay que emplear la tecnología de manera responsable y dejar que los estudiantes la utilicen, pero siempre bajo la guía de los docentes, que a su vez tienen que entenderla y usarla, como una herramienta más que está disponible.
No obstante, una de las partes más importantes es la cooperación entre estudiantes y docentes,porque de la comunicación es de donde surgen las mejores ideas para darle uso a la tecnología a partir del proceso de enseñanza-aprendizaje.
En su oportunidad, Jorge Montañéz, director de Soluciones Educativas de Open LMS, dijo que así como hubo un tiempo en que el uso de las calculadoras en las aulas causó una grave crisis educativa en Estados Unidos, hoy no podemos darnos el lujo de que pase algo parecido, con el uso de las nuevas tecnologías, incluyendo la IA o la Realidad Aumentada.
El futuro está aquí y hay que aprovechar lo que funcione mejor de los desarrollos que se vayan presentando, para que la educación evolucione, aunque no pueda seguir el ritmo de los cambios tecnológicos.
Sobre la velocidad de los cambios, Francisco Moreno, director de Estrategia de Egg Cooperation, presentó un ejercicio donde equipara los inventos con las fechas de un año hipotético. En esa métrica, el telégrafo se habría inventado el 15 de abril,; el 17 de julio; la computadora el 6 de agosto, el internet y apenas el 25 de septiembre el chat GPT.
Con esta velocidad, “¿qué nos espera en octubre, noviembre o diciembre?”, se preguntó, al señalar que, desde su punto de vista, lo importante es no temer al cambio. Debemos estar abiertos al cambio y no tener miedo a fallar, porque es importante tener conciencia de que los cambios cada vez son más profundos y más rápidos.
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