En medio de un “muy adelantado” arranque de tiempos electorales en México, donde los grandes gurus del marketing digital anticipan que mucho de lo que suceda en la elección del 2024, se definirá en espacios clave del ecosistema digital como son las redes sociales, llega el título de un libro por demás interesante, “La Revolución de las Cabezas Agachadas”.
Lejos del sentido peyorativo de mostrarse ante el amo con la cabeza gacha, sinónimo de sumisión, obediencia, y resignación, situación que por mucho tiempo privó entre gran parte de la población mexicana, y desafortunadamente aún vigente entre algunos grupos sociales, hoy la masificación del teléfono móvil y el uso de redes sociales genera una revolución entre los denominados “cabezas agachadas”.
“El tiempo de las mordazas ha terminado. Los teléfonos celulares le han dado voz al pueblo, a las mayorías. Pero este nuevo poder viene acompañado de importantes riesgos, como la polarización y el discurso de odio, el sensacionalismo, la violencia digital, la ciberseguridad y la salud mental”, a decir de Pedro Rangel Magdaleno, autor de “La Revolución de las Cabezas Agachadas”.
Fue el Bosque de Chapultepec, considerado como uno de los parques urbanos más grandes de América, en la librería Porrúa, a orillas del lago, donde el autor presentó su libro que habla “de los grandes cambios sociales” que se viven en el mundo, magnificados en gran medida por el uso del internet y de los denominados dispositivos inteligentes (smartphones) que han dado paso a las cabezas agachadas.
Desde la segunda década del siglo XXI, señala Rangel Magdaleno, el mercado global ha registrado grandes protestas y movimientos sociales populares que tuvieron como habilitador crítico el uso de las telecomunicaciones; la Primavera Árabe, los Indignados, YoSoy132, Black Lives Matter, la Revolución de los Paraguas, MeToo y los Chalecos Amarillos.
Con el uso masivo del smartphone y las redes sociales, “hoy agachamos la cabeza y levantamos nuestra voz, hoy agachamos la cabeza y derrocamos gobiernos; hoy agachamos la cabeza e impulsamos leyes, organizamos protestas, luchamos por nuestros derechos, nos informamos y hacemos comunidades”.
Sin embargo, para el especialista, aunque estas acciones han desmoronado sistemas de control y antiguos órdenes, es imprescindible sembrar hábitos como la ciudadanía digital, la ciberseguridad, ante los peligros inherentes” que circulan en trincheras digitales, desde donde también se puede atentar contra la estabilidad democrática y la seguridad nacional.
Como muestra citó una desinformación (fake news) que circuló durante 2020, en plena pandemia, donde el presidente Vladimir Putin culpaba a los países occidentales, de “haber creado la enfermedad del coronavirus”; video que realmente correspondía a la celebración de un acto oficial ocurrido en 2016.
Fortalecer el poder de la libertad de expresión de los pueblos a través del poder transformador de los teléfonos inteligentes y las redes sociales, debe de impulsarse en forma paralela con el involucramiento de toda la sociedad en premisas como la educación digital y la importancia de la ciudadanía digital.
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