TV y radio cubrieron la notoria brecha digital.
La pandemia puso nuevamente de relieve la necesidad de elevar la inversión en educación, pues aunque la mayor parte de los países de América Latina y el Caribe estuvieron en condiciones de operar modelos de educación remota, debieron enfrentar enormes desafíos, así como la necesidad de poner en marcha políticas de inclusión digital, destaca un reciente informe de la UNESCO.
“La reciente declaración de la Reunión Mundial de Educación sobre el escenario educativo post-COVID-19 hace especial énfasis en la necesidad de aumentar o mantener la participación del gasto público en educación en al menos 4.0 o 6.0 por ciento del PIB y/o del 15 al 20 por ciento del gasto”.
Sin embargo, recalca que uno de los aspectos prioritarios que deben considerarse para 2021 será la construcción de un rápido diagnóstico de la situación para entender la gravedad del impacto del confinamiento sanitario y poder actuar en consecuencia.
“Y, sobre todo, colocar en el centro de las políticas a las poblaciones con mayor riesgo de exclusión, quienes necesitan hoy más que nunca acciones concretas y efectivas para que no se profundicen las desigualdades”.
Ello es indispensable pues desde el inicio de la pandemia, apenas 15 países de los 42 analizados lograron retomar plenamente las clases presenciales en al menos dos meses de 2020, grupo de países que alberga 4.7 millones de estudiantes de educación pre-primaria, primaria y secundaria”.
De acuerdo con el documento “Las respuestas educativas nacionales frente al COVID-19: el panorama de América Latina y el Caribe”, de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago), muestra que un total de 10 países de la región no estuvieron en condiciones de implementar algún formato de retorno a clases presenciales.
México se encuentra en ese grupo, donde el tema de la salud ha mantenido a los estudiantes en confinamiento -desde el 20 de marzo de 2020- lo que ha obligado a tener vigente el programa Aprende en Casa, con el que niñas, niños y jóvenes dan seguimiento a su aprendizaje a través de contenidos trasmitidos por televisión.
La “Encuesta sobre las respuestas nacionales en materia de educación frente al COVID-19” clasificó estrategias en cuatro grandes grupos: uno que llevó a cabo la emisión de contenidos de enseñanza a través de la radio; otro que la realizó mediante señales de televisión, uno más a través de la entrega de cuadernillos o fascículos impresos.
El cuarto grupo optó por la vía online, la cual además de compartir contenidos abrió la posibilidad de dar seguimiento al aprendizaje a través de portales web. Se trató de plataformas educativas, repositorios de contenidos digitales, carpetas compartidas en la nube, páginas web, videollamadas o servicios de mensajería, incluso la combinación de estas opciones.
De las cuatro estrategias analizadas, solo la vía en línea, pudo establecer comunicaciones bidireccionales, habilitando el intercambio entre estudiantes y docentes, conexión con la escuela o incluso un vínculo virtual con sus pares.
“En los otros tres casos, al tratarse de vías de comunicación unidireccionales, no se habilitaron per se el seguimiento de los aprendizajes, lo que exige implementar estrategias complementarias”.
Ante la diversidad de territorios, contextos y condiciones de los países de la región y la necesidad de prever diferentes vías de comunicación para llegar a todos los niños, niñas y adolescentes, la mayoría ha desplegado estrategias combinadas.
Sin embargo, al relacionar estas estrategias con el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita del país, se reconoce que “el uso de la radio y la TV han sido estrategias implementadas frecuentemente por países de ingresos bajos y medios, los cuales probablemente también se encuentran más rezagados en la cobertura de internet”.
Ante este escenario, se tuvo que poco más de la mitad de los países de la región, destaca el documento, optaron por subvencionar conexión a internet y en un tercio se han hecho aportes para ofrecer acceso al equipamiento informático.
En 44 por ciento de los casos hubo una apuesta al desarrollo de contenidos que fueran accesibles desde teléfonos móviles, por ser una tecnología de mayor alcance entre una gran parte de la población de la región.
Incluso en la mayoría de los países se promovió que la comunicación entre estudiantes y docentes se hiciera mediante telefonía celular, utilizando servicios de mensajería como WhatsApp. Las llamadas telefónicas y correos electrónicos han sido medios alternativos para que los docentes se contacten con los estudiantes y sus tutores.
En la mayoría de los casos, este nuevo escenario de enseñanza a distancia no implicó modificaciones en las condiciones de trabajo y en el salario de los docentes, es decir, entre 68 por ciento de los encuestados.
De acuerdo con el texto, en el que colaboró el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Banco Mundial (BM), para acompañar y apoyar la labor docente, la principal respuesta se centró en la generación de ofertas de formación docente a distancia, mediante diferentes plataformas.
El 64 por ciento de los países enfocó esta formación a plataformas educativas y habilidades de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC); 56 por ciento generó contenidos adaptados al formato de la educación a distancia para la planificación de las clases, un 36 por ciento ofreció herramientas informáticas y conectividad gratuita, como PC, dispositivos móviles o internet móvil de banda ancha.
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