En México, 16% de las mujeres perdieron su trabajo.
El complejo escenario económico generado por la pandemia de COVID-19 es la causa de la mayor caída de empleo en la historia reciente de América Latina, si bien este tipo de recesiones suele afectar principalmente a la actividad laboral masculina, análisis recientes apuntan a que la crisis actual podría ser la primera que afecte especialmente a la empleabilidad de las mujeres.
De acuerdo con datos del Observatorio Laboral COVID-19, elaborado por el BID, Colombia es el país de la región con la mayor brecha de género en la pérdida de empleo, pues 25 por ciento de las mujeres empleadas perdieron sus puestos de trabajo; en el caso de México se registra una pérdida del 16 por ciento del empleo femenino, más del doble que entre los hombres.
En Perú y Chile, las brechas de género en la caída de empleo son de menor magnitud, pero igualmente importantes. Los datos regionales también muestran que, con la flexibilización de las medidas de restricción a la movilidad, la recuperación de los puestos de trabajo no ha sido igual para hombres y mujeres.
De acuerdo con los especialistas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Monserrat Bustelo, Agustina Suaya y Oliver Azuara, promover la recuperación del empleo requiere de acciones puntuales en tres líneas:
Tecnología, conectividad y teletrabajo. Crear los instrumentos para favorecer el teletrabajo y la flexibilidad laboral para facilitar la incorporación de mujeres con alta carga de cuidado en el mercado laboral. Asimismo, se requiere promover la corresponsabilidad en las tareas del hogar y cuidado. Esta crisis brinda la posibilidad única para desarticular los roles de género que se construyen en los hogares.
Construcción de capital humano. Promover programas de capacitación que permitan que las mujeres accedan a oportunidades laborales en sectores de alto valor. Dichos programas deben brindar orientación, apoyo para reentrenamiento y finalmente vinculación con nuevos empleos.
Asociaciones público-privadas que promuevan la generación de empleos de calidad y promuevan la participación y oportunidades económicas de las mujeres. Un ejemplo de ello es la Iniciativa de Paridad de Género (IPG) apoyada por el BID y el Foro Económico Mundial en cinco países de la región para reducir las brechas económicas de género.
Antes de la pandemia, refieren los especialistas, las mujeres de la región tenían no solo una menor tasa de participación laboral, sino también una inserción laboral de peor calidad (incluyendo mayor informalidad, salarios más bajos, y menor acceso a puestos de liderazgo).
“Los efectos de la pandemia están exacerbando estas brechas de género. La situación exige con urgencia soluciones innovadoras con un enfoque multisectorial que contemplen los efectos diferenciados de la pandemia sobre las mujeres y otras poblaciones vulnerables”.
C$T-GM