COVID y problemas estructurales complican actividad económica.
México enfrenta un clima de polarización y confrontación real, el cual no incide en sectores como la exportación y la inversión extranjera, pero “no es el ambiente más propicio para la recuperación económica” en 2021, periodo para el cual no se tiene un pronóstico “pesimista, pues “haciendo muy poco”, el Producto Interno Bruto (PIB) crecerá a un ritmo de 3.0 a 3.5 por ciento.
“Es desafortunado el ambiente de confrontación en México; hay quienes quisieran que la economía cayera también en 2021, porque con ello sería más fácil desplazar al actual grupo en el poder, sin embargo, la economía tiene sus reglas, las cuales indican que aunque se cometiera un error adicional a los ya cometidos, vamos a tener crecimiento, tendría que venir otro shock sobre la economía, para que se tuviera un desastroso 2021”.
Así lo afirmó Raúl Feliz Ortíz, consultor en Economía y Finanzas tras recordar que en 2021 México enfrentará un año de elecciones intermedias, por lo que como en toda democracia es explicable y hasta cierto punto natural que surjan ciertos ambientes de confrontación, pues la oposición no quiere reconocerle mérito alguno al gobierno en turno, lo cual tampoco es el “mejor ambiente para la recuperación económica”.
Aunque para el inversionista del sector energético podría resultar catastrófico este clima, para la inversión extranjera y las exportaciones la confrontación política no es tan relevante, porque industrias como la automotriz, la de autopartes o de manufactura si observan una recuperación y demanda en el mercado estadounidense se pondrán a producir, al margen de su posición ideológica.
Lo idóneo sería que no hubiera dicho ambiente, pero desafortunadamente México además de la crisis generada por el COVID-19 se le suman problemas estructurales que viene “arrastrando desde hace más de 30 años”, consecuencia del bajo crecimiento económico observado durante todo ese periodo.
La polarización surge entre un grupo que en las últimas tres décadas no le fue tan mal, y otro al que sí le fue mal y que votó por el gobierno actual; el primer grupo “ve de forma muy desfavorable lo que está pasando, y aunque el gobierno debe gobernar para todos, al presidente le gusta la polarización y llevar esto al extremo, porque esa discusión calcula que él la gana, porque tiene más gente que lo respalde”.
Bajo este escenario, el mediano inversionista y el pequeño accionista nacional tiene un shock de confianza, pues aparte del COVID y todos los problemas estructurales que persisten, ahora identifica un ambiente no muy amigable por parte del poder público, lo cual hará que la recuperación económica sea menos vigorosa.
Feliz Ortíz destacó cómo en muchos países se observó la aplicación de estímulos fiscales para mantener la actividad productiva y propiciar la recuperación económica, -subsidios que se tendrán que pagar en el futuro y que reflejan déficits públicos importantes-, en México debido a la baja capacidad fiscal y a la reticencia de la actual administración a dar este tipo de subsidios que relaciona con esquemas como el Fobaproa, decidió no ejercer este tipo de programas.
Como consecuencia, la economía doméstica sufrió un shock mucho más grave de lo que se hubiera deseado, -esta crisis hubiese sido menor-, pero la decisión provocó una contracción récord en la economía; las familias, las empresas recibieron el golpe sin amortiguador alguno, lo cual será mucho más difícil para las MiPymes, con menor resiliencia, mientras que las grandes sobrevivirán pero también tendrán un duro golpe igual que la economía en general.
El también académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) precisó que el gobierno prevé una recuperación económica con crecimiento de 5.0 por ciento en el PIB, pero el consenso de los analistas y de las encuestas, es que esta dinámica será mucho más moderada, reflejándose un crecimiento de sólo 3.0 a 3.5 por ciento.
“No debe sorprendernos que haya crecimiento, simplemente se trata de una base económica comparativa del 2020, atípicamente baja, así que haciendo muy poco se podría alcanzar una tasa de crecimiento de 3.0 a 3.5 por ciento, aunque lo deseable sería que el crecimiento fuera acelerado y mucho mayor”.
Reiteró que la recuperación en 2021 no llegará por estímulos fiscales porque el Paquete Económico 2021 es neutro, llegará de un simple ajuste entre los agentes del sector privado que invertirán un poco más y sobre todo de una demanda resultado de la relación comercial que México sostiene con Estados Unidos, donde sí se inyectaron estímulos fiscales.
“Por la integración comercial con Estados Unidos, vamos a recibir parte del estímulo positivo macroeconómico que ese país está teniendo, y adicionalmente se tendrá un rebote del gasto privado de México, y eso dará un jalón al país”.
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