Ante el incremento notable en las constelaciones de satélites de órbita baja (LEO, por sus siglas en inglés), el masivo volumen de datos que ya manejan y el cual promete aumentar de manera exponencial en el corto plazo, son evidentes algunos retos para la regulación de esta tecnología, especialmente porque requiere acuerdos internacionales para que la reglamentación sea uniforme en los distintos países.
Así lo señaló Artur Cimbra consejero del órgano regulador en Brasil, Anatel, al participar en la mesa “Regulación y desafíos en el Espacio: adaptación normativa en América Latina ante la expansión de flotas de órbita baja”, dentro del evento virtual Satelite Map Day.
En dicho foro, el funcionario brasileño presentó tres elementos centrales para la regulación de estos satélites y los servicios que prestan a usuarios en distintos países del mundo:
El primero consiste en ampliar la coordinación internacional, porque si bien los servicios de telecomunicaciones que se proveen a través de satélite vienen, literalmente, del espacio exterior, afectan a cada uno de los países y por lo tanto es importante dar un tratamiento uniforme a los reglamentos, pues ningún país puede quedar aislado.
El segundo reto consiste en que la reglamentación que se establezca desde los ámbitos nacionales fomente la competencia y la aparición de nuevos sistemas, sin que ello opere en perjuicio de las redes nacionales (especialmente las manejadas por los gobiernos de los países) que están destinadas a fomentar la inclusión digital y cerrar las brechas en esta materia.
Es importante recordar que en varios países de la región existen importantes brechas de cobertura, debidas a varios factores: la reglamentación municipal diversa y contradictoria; la falta de rentabilidad que significa para las empresas de telecomunicaciones desplegar la infraestructura y prestar los servicios en algunas regiones; y la difícil orografía que complica y encarece el despliegue de infraestructura.
En este último caso, varios países han recurrido a la tecnología satelital para dar servicio ahí donde no hay infraestructura, como es el caso de México que trabaja con algunos proveedores satelitales LEO para ofrecer servicios por medio de CFE Telecomunicaciones e Internet para Todos en localidades no conectadas con servicios comerciales.
El tercer reto identificado por Artur Cimbra es el de la basura espacial. Es necesario evitar que ésta se siga acumulando y genere no sólo riesgos para otros satélites de otras órbitas (con los consecuentes daños y perjuicios en servicios para empresas y usuarios finales), sino, sobre todo, por los daños ambientales que pueden generar, tomando en cuenta que se trata de volúmenes masivos de constelaciones.
Durante el mismo panel, Jorge Ciccorossi, del Departamento de Servicios Espaciales de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), recordó que la regulación siempre va atrás del avance de la tecnología, pero se dijo optimista de lograr una regulación eficaz y recordó que gracias a los esfuerzos de la UIT, que desde 1963 inició la regulación de los satélites, éstos están en operación y conviven de forma armoniosa en números que alcanzan los miles de artefactos.
Esto no quiere decir, de ninguna manera, que no se requiera regulación especial y nueva para las constelaciones de satélites LEO; todo lo contrario: hace falta llegar a una reglamentación que dé salida a los retos que plantea la puesta en órbita de cientos o miles de estos satélites.
Recordó que en breve se realizará la Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones, donde el tema tendrá que ser abordado para unificar criterios en esta materia, lo cual será un punto de partida importante para los órganos reguladores a nivel nacional, que podrían seguir estos lineamientos en sus legislaciones internas.
C$T-GM