En sólo dos años, se estima que más de 22 mil millones de dispositivos estarán conectados gracias al Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés), una tecnología que hace posible incorporar sensores y software a prácticamente cualquier objeto físico, y en cuya conectividad, los satélites de órbita baja tendrán un rol cada vez más protagónico.
Alejandro Popovsky, decano de Ingeniería de la Universidad de Palermo, en Argentina, dijo que en hacia el último trimestre del año, esta casa de estudios lanzará al espacio el Labsat IoT, un satélite-laboratorio de órbita baja (LEO, por sus siglas en inglés), que permitirá hacer pruebas sobre la posibilidad de prestar servicios de IoT, lejos de la infraestructura física.
En su calidad de líder de este proyecto, el académico aclaró que de momento, este satélite no dará servicio a usuarios finales, sino a compañías que buscan probar distintas opciones, pues si bien “hay una carrera para generar los servicios de IoT a través de satélites, las tecnologías todavía no están probadas y aún hace falta ensayar hasta que se vayan decantando tanto las tecnologías como los modelos de negocio”.
La idea es ver qué funciona y qué no hasta llegar al punto en que a través de los satélites se pueda llegar “hasta el dispositivo chiquito que la persona tiene en sus manos o en su casa” y en el camino, probar las soluciones tecnológicas más eficientes y, también, de un costo-beneficio más atractivo para las empresas.
El proyecto, hasta ahora, está diseñado para que las empresas de telecomunicaciones que pretenden ofrecer estos servicios, puedan hacer pruebas con distintas opciones antes de ofrecerlas al público.
“Nuestros públicos son las empresas de telecomunicaciones que pretenden dar servicios de IoT y que todavía no han logrado ensayar y probar distintos caminos para hacerlo y que con ello puedan dimensionar sus inversiones y expectativas comerciales”, dijo Popovsky, al participar en la conferencia virtual Satelite Map Day, específicamente en la mesa “La era del New Space: impulsando la creación de nuevos emprendimientos”.
Recordó que los satélites de órbita baja conocidos como LEO, todavía no afinan las soluciones tecnológicas, si bien conforme éstas sean probadas y se vayan haciendo más confiables, irán permeando hacia los usuarios finales, pero por el momento, al menos en América Latina, la prestación de servicios de IoT a través de satélites de órbita baja, “es más una expectativa que una realidad”.
El satélite que será puesto en órbita próximamente, como su nombre lo indica, es un laboratorio experimental y estará al servicio de todos quienes quieran probar tecnologías distintas dirigidas a la posibilidad de que los satélites LEO sirvan para proveer servicios del internet de las cosas, pero también servirá como un ejercicio académico muy ambicioso dirigido a generar conocimiento sobre la tecnología satelital.
En todo caso, el especialista vaticinó que “no falta tanto” para que esto sea una realidad e incluso anticipó que no se deben esperar soluciones diametralmente opuestas a las que ya se utilizan en las soluciones terrestres.
Más aún, serán simples variaciones de las ya existentes en infraestructura física de campo, si bien todavía es necesario hacer pruebas de ensayo y error y, sobre todo, llegar a un equilibrio donde el modelo de negocio también resulte funcional.
C$T-GM