Necesario tener una visión única.
Como autoridad en materia de competencia en los sectores de las telecomunicaciones y la radiodifusión, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) tiene a su cargo un importante rol de abogacía que necesita reorganizar para fluir sin burocracias innecesarias, recomendó el Consejo Consultivo del IFT (CCIFT).
Las labores de abogacía, explicó el grupo de especialistas, implican actividades como sensibilizar a todos los niveles de gobierno—reguladores, legisladores, instituciones de procuración de justicia, así como a la academia y a los consumidores sobre la importancia y beneficios de la competencia económica.
Es recomendable, añadieron, estudiar e identificar estructuras de mercado que puedan impedir el desarrollo de la competencia, opinar sobre legislación, o cualquier proyecto normativo que pudiera tener efectos dañinos en la competencia, comunicar los beneficios de la competencia a la sociedad, así como costos de la falta de ésta y promover la credibilidad de la institución, además de educar a consumidores y empresas en temas de competencia económica.
«Tomando en cuenta el recuento anterior, consideramos que para el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), el principal rol de abogacía debe recaer en el Comisionado Presidente, el Pleno o un órgano que dependa directamente de éstos».
Así, quien encabece los esfuerzos de abogacía a favor de la competencia puede hacerlo con una visión única que establezca prioridades y coordine las labores de las diferentes áreas al interior del IFT. En la actualidad, el órgano regulador tiene cuatro coordinaciones y una unidad que asumen algún papel de abogacía de la competencia:
*Coordinación General de Planeación Estratégica;
*Coordinación General de Mejora Regulatoria;
*Coordinación General de Vinculación Institucional;
*Coordinación General de Comunicación Social, y
*Unidad de Competencia Económica.
«Algunas tienen funciones de recomendaciones al interior del Instituto, mientras que otras las tienen más al exterior con diferentes actores que inciden sobre las telecomunicaciones, ya sea gobiernos, prensa, etcétera. Todas estas acciones deben tener una visión y estrategia compartida, coordinada desde arriba».
El CCIFT subrayó que dado que una parte de la abogacía se dedica a convencer a los reguladores de incluir una agenda que promueva la competencia en el sector regulado, el IFT tiene un reto mayor, pues una gran parte de las actividades de abogacía en competencia en telecomunicaciones tendría que ocurrir al interior del Instituto para articular y armonizar la política regulatoria con la de competencia.
Así, parte de la agenda de abogacía tendría que tomar en cuenta si el IFT considera relevante que ciertas recomendaciones sean públicas, de manera que le permita preservar su reputación y credibilidad, tanto como autoridad regulatoria, como autoridad de competencia. En este sentido, los canales de flujo de la información de abogacía deben ser claros y ágiles.
El objetivo, dijo, es armonizar la política de abogacía, por lo que los esfuerzos que vayan en ese camino deben estar libres y no entorpecidos por burocracia innecesaria. Al interior los retos son: armonizar la visión y estrategia, y ser origen y recipiente de la política de abogacía.
«En cuanto a la labor de abogacía hacia afuera, el IFT debe buscar concretar sus esfuerzos identificando áreas clave que necesitan ser atendidas para solucionar problemas de telecomunicaciones y mejores formas para sensibilizar al órgano que tenga la autoridad para solucionar estos problemas».
Un ejemplo de ello, enfatizó el CCIFT, son las barreras regulatorias que algunos gobiernos locales imponen para la construcción y despliegue de infraestructura de telecomunicaciones.
Aunque no es necesariamente la intención de estos gobiernos obstaculizar la competencia -y por ello actuar con procedimientos sancionatorios no es ideal- las labores de abogacía en este caso sí podrían articular un frente coordinado de todas las áreas del IFT para informarlos y convencerlos de los beneficios de la competencia y de la mayor conectividad para la sociedad en general.
«Las labores de abogacía hacia afuera del Instituto con legisladores, gobiernos, jueces, opinión pública y otros actores clave deben estar coordinadas para lograr objetivos particulares. Si el IFT está preocupado por la conectividad, sería sensato encaminar hacia allá el esfuerzo de abogacía de competencia para que se logre el objetivo (conectividad) sin obstaculizar la competencia, o mejor aún, que se logre mediante competencia».
Lo mismo sucede con la abogacía al interior. Un estudio de mercado, que es un instrumento de abogacía, puede tener como destinatario al mismo IFT haciéndole ver los obstáculos de competencia que se pueden solucionar cambiando la regulación o su implementación. En este sentido, el flujo interno de comunicación a través de herramientas de abogacía hacia adentro del instituto sería ágil y efectivo.
«La labor de abogacía de competencia es importante para cualquier autoridad de competencia, incluyendo el Instituto. El IFT debe reorganizar sus esfuerzos de abogacía para que tengan una visión y estrategia compartida. El nivel al que se plantea la estrategia y la visión es importante».
En opinión de los integrantes del CCIFT, deben ser los órganos del más alto nivel los que pongan la agenda de abogacía y difundan sus mensajes, para lo cual es necesaria una reorganización para fluir sin burocracias innecesarias y lograr una estrategia compartida y unificación del mensaje, y que fluya el mensaje de un área de abogacía de competencia a un área regulatoria, ambas al interior del IFT (abogacía interna).
«La abogacía al exterior del IFT necesita ser más activa y organizada, lo cual se puede lograr con una estrategia compartida y coordinación entre los órganos encargados de ejecutarla».
C$T-GM