La evolución natural y el futuro de las redes móviles es la tecnología 5G, y al margen del momento en que cada país decida hacerla realidad, es necesario dotar a la industria de las condiciones mínimas que exigirá su desarrollo, como garantizar la disponibilidad de espectro radioeléctrico en la cantidad, calidad y precio competitivo para poder proyectar negocios viables y rentables.
¿Cómo invertir en esta tecnología, cuánto se debe invertir? son preguntas básicas que se deben considerar, pues a diferencia de los “brincos tecnológicos” que se tuvieron de la 3G a la 4G, ahora con 5G los ciclos de inversión son totalmente distintos, aseguró Daniel Ríos Villa, vicepresidente de Asuntos Externos de AT&T México.
“Ahora se tienen ciclos muy exhaustivos en capital, además que exige considerar dos factores importantes: el propio despliegue de infraestructura, de cómo se deben densificar esas redes y al mismo tiempo, toda la investigación y desarrollo que se debe realizar para crear todos los casos de uso, para que la demanda del mercado pueda tropicalizarla, según sus necesidades”, explicó al participar en el MX5G organizado por DPL Group.
El ejecutivo destacó que 5G ha generado muchas expectativas por todas las promesas de mejora productiva que se pueden alcanzar, pero también por lo que se puede lograr en materia de bienestar y calidad de vida para los usuarios, ya sea por el lado educativo de la salud o de muchas otras cosas en el ámbito social.
Ana de Saracho, directora de Asuntos Públicos, Regulación y Mayorista de Telefónica Movistar México, aseguró que las necesidades de espectro para 5G serán mucho más amplias, por lo que es imprescindible replantear el modelo de costos existente en México y eliminar los objetivos recaudatorios que prevalecen.
“Al final es importante analizar el modelo de negocio en forma completa, porque por un lado los precios de las tecnologías son más asequibles lo cual favorece la inclusión digital para que nadie se quede atrás, pero todo el enorme ancho de banda que se requerirá, enfrentará costos de espectro elevados”.
Por un lado está el precio de entrada que se paga en la licitación, a lo que hay que sumar el pago de Derechos anuales que hay que pagar durante los 20 años que dura la licencia. “Se trata de un tema que sino se trata de modificar pues será difícil poder plantear modelos de negocio correctos, para tener negocios sostenibles”.
Este tema en México se vuelve más complejo, pues tal como se ha demostrado en el país se tiene el costo más alto de toda Latinoamérica, “puede representar hasta el 11 por ciento de los ingresos de un operador tradicional”.
Adicionalmente resaltó que otro inconveniente para la industria es el cobro de un segundo gravamen como el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), un impuesto pensado “por ahí del 2006” para un modelo de comunicación muy distinto y que hoy resulta absurdo que se siga manteniendo.
Al respecto el comisionado del IFT, Sóstenes Díaz, destacó de desde hace algunos años el instituto manifestó el inconveniente de mantener un precio elevado en el espectro, incluso con estudios demostró que en México el costo es superior 60 por ciento al de la media internacional, donde 90 por ciento representa el pago anual de Derechos y sólo 10 por ciento, el pago realizado en el proceso de licitación.
“Como está dividido el pago del espectro eso genera distorsiones en el proceso. Al estar definido un costo tan alto a través del pago de Derechos, desincentiva a nuevos participantes en el proceso de licitación, sobre todo si se trata de participantes de pequeña escala, que pagaría una contraprestación menor en la licitación, pero no pago de Derechos elevados”, explicó.
Otra distorsión es que los interesados en licitar espectro ven el cobro de derechos como “una falta de compromiso del país hacia el futuro”, pues las inversiones requieren un retorno de inversión, pero con el esquema vigente, desconocen si los Derechos se pueden incrementar en los próximos años, lo que dificulta la recuperación del capital invertido.
Finalmente otro factor negativo es que el costo del espectro como porcentaje de los ingresos de un operador es de 7.5 por ciento que en principio parecería que está dentro del rango internacional, pero cuando se desagrega es evidente que dado la escala de los operadores, es muy costoso para empresas como AT&T y Telefónica, pero no así para Telcel que tiene una escala mucho más grande.
Cuestionado sobre la disponibilidad de espectro radioeléctrico que exigirá el despliegue de redes 5G, el Comisionado precisó que en el país se tienen concesionado 500 MHz, pero se planea realizar licitaciones e incluso reordenamientos en el uso de bandas, para disponer de los tres tipos que exigirá esta tecnología (bajas, medias, y altas o milimétricas).

Javier Lizárraga, vicepresidente de Networks para Samsung, destacó que el país se enfrenta a un tema de competencia en la cual está obligado a integrarse y favorecer las inversiones en el desarrollo de redes de quinta generación, pues de lo contrario se tendrán serios rezagos en manufactura, logística, movilidad y otros aspectos productivos.
Es imprescindible la coordinación de los tres órdenes de gobierno para generar las condiciones que favorezcan las inversiones, que los reguladores garanticen el insumo básico que es el espectro y que junto con la industria, todos, busquen “armar el rompecabezas que permita a México ser más competitivo”.
Es prioritario tener la cantidad y la calidad de espectro necesario, que se cuente con bandas bajas, medias, y altas, porque vamos a tener radiobases de alta capacidad de cobertura, pero al mismo tiempo conectividad de baja latencia y la capacidad de conectar muchos dispositivos, por eso es necesario identificar más espectro como la banda de 3.5, que es muy interesante.
A lo largo de 18 meses de crisis, si algo ha quedado demostrado es que las telecomunicaciones son el motor que siempre da para más, que jala hacia adelante a la economía, por ello los países que busquen adoptar este tipo de tecnologías que van a la vanguardia, tienen que cambiar para atraer capitales, pero sobre todo para ofrecer certidumbre a las inversiones de los operadores que busquen proyectar negocios sostenibles, concluyó Daniel Ríos Villa.
C$T-EVP