Ante el reto que significa alcanzar el 100 por ciento de conectividad móvil en América Latina de aquí a que termine esta década, es indispensable un cambio radical en la manera de financiar la conectividad, hasta ahora ejecutada a través de los llamados Fondos de Servicio Universal (FSU) que, en su esquema actual, ya son obsoletos.
Tales son las conclusiones del informe “Brechas de conectividad en América Latina. Una hoja de ruta para Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica y Ecuador”, elaborado por la GSMA, según el cual, “para cerrar la brecha de conectividad de un modo efectivo, se requieren medidas que permitan la expansión de la oferta pero, en particular, de la demanda. Sin cambios significativos, no es esperable que se alcancen los objetivos de conectividad marcados”.
En los países del estudio, actualmente, unas 230 millones de personas no acceden a internet móvil. De ellas, 40 millones no pueden por carecer de cobertura y alrededor de 190 millones por falta de acceso a dispositivos o falta de habilidades digitales. El país con mayor brecha de uso es Ecuador, con 49 por ciento, mientras Brasil presenta la menor brecha, con 22 por ciento.
Sin embargo, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), marca el objetivo de tener una cobertura del 100 por ciento de la población adulta conectada a internet móvil para el 2030, meta que resulta inalcanzable si no se han cambios profundos al principal instrumento de financiamiento existente, es decir, los Fondos de Servicio Universal.
De acuerdo con el estudio, estos fondos requieren ajustes urgentes en su modelo financiero, ejecución de inversiones y evaluación de respuestas, porque actualmente son financiados sobre todo por las ganancias de las empresas de telecomunicaciones, con base en una lógica de servicios de telefonía (para los que fueron creados en principio), mientras que hoy se requieren para un ecosistema mucho más amplio, con base en los servicios de banda ancha.
El análisis del GSMA, elaborado por los investigadores Pau Castells, Lucrecia Corvalan y Facundo Rattel, señala que bajo el sistema actual de estos fondos “nos encontramos ante un sistema contributivo que no es equitativo ni sostenible; que genera impactos contrarios a los que se propone y que repercute el costo de extender los servicios sobre aquellos usuarios más desfavorecidos”.
De hecho, muchos de estos fondos presentan subejercicios o incluso están inactivos. Entre las dificultades de su evaluación, destaca el hecho de que no se sabe cuántas personas acceden a las telecomunicaciones gracias a los fondos usados y tampoco se sabe el retorno de inversión de personas conectadas por dólar invertido.
No obstante, se sabe que para llegar a una cobertura del 99 por ciento (prácticamente la meta fijada), actualmente se deberían invertir entre mil 200 y 3 mil 500 dólares por persona adicionales a lo que ya se invierte, dependiendo el país y las condiciones de mercado.
Frente a ello, el estudio propone una hoja de ruta de cuatro puntos, que contribuya a un esquema financiero más eficaz, que se traduzca en el aumento significativo en cobertura de internet móvil para la región:
1.- Impulsar la demanda a través de la disminución de impuestos a la conectividad, considerando recalibrar impuestos específicos del sector y considerar la eliminación del IVA y otros impuestos a dispositivos y planes individuales para personas de bajos recursos.
2.- Considerar soluciones alternativas para ampliar la cobertura, como el nuevo modelo de negocios que utiliza Perú en su plan “Internet para todos” o utilizar financiamiento público como lo hace Chile.
3.- Incrementar la base de contribuciones a los FSU, incluyendo un mayor número de agentes del ecosistema digital de internet, complementado con presupuesto público.
4.- Mejorar la eficiencia de los FSU, mediante la selección de proyectos que consideren el número de personas beneficiadas contra el dinero invertido; y medir la eficacia de los programas con herramientas objetivas que fortalezcan la toma de decisiones.
Todo esto, bajo la lógica del cambio en el mercado de las telecomunicaciones que ya no se limita solamente a llamadas y mensajería, sino a un ecosistema más conectado que incluye realidad aumentada, procesos productivos digitalizados, gobierno electrónico y ciudades inteligentes, por sólo mencionar algunos ejemplos.
“Estamos en un punto de inflexión entre las telecomunicaciones tradicionales y el desarrollo de nuevas tecnologías como cambio de paradigma de comprender el ecosistema digital. Es por tanto el momento de repensar urgentemente los Fondos de Servicio Universal si queremos realmente cerrar la brecha digital”.
C$T-GM