El metaverso y su promesa de novedosas y atractivas experiencias inmersivas ofrece un amplio abanico de oportunidades para el sector empresarial; sin embargo, los negocios que participen en el sector del Entretenimiento Interactivo (IE) no deben perder de vista la importancia de proteger sus derechos de propiedad intelectual, activos e interfaces de usuario.
Los espacios de metaverso, que se pueden definir como un entorno digital que utiliza la Realidad Aumentada, Realidad virtual y el Blockchain, permiten a los creadores ofrecer experiencias inmersivas y conectadas basadas en diversas actividades, refiere Baker McKenzie.
“Los negocios deben considerar que este tipo de prácticas puede vulnerar, entre otras cosas, los derechos de propiedad intelectual, la protección de sus activos y las interfaces de usuario. Por ello, deben estar preparadas legalmente para entrar en ese terreno”, destaca la consultora en el estudio TMT Looking Ahead 2022.
Y es que, agrega, a medida que las empresas exploran las amplias posibilidades del metaverso, es esencial considerar también los riesgos muy reales que plantean los mundos virtuales de este espacio dinámico.
“El concepto de metaverso ha dominado los titulares recientemente y algunas de sus primeras aplicaciones han obtenido una inversión de capital increíble, brindando a las empresas nuevas oportunidades atractivas para posicionar sus marcas, productos y servicios de una manera innovadora y estimulante”.
Aunque las empresas aún tienen la oportunidad de posicionarse como pioneras y aprovechar la ventaja de estar entre los primeros usuarios, deben desarrollar estrategias para enfrentar los desafíos que plantea la protección de sus activos de IE y la aplicación de los derechos de propiedad intelectual relacionados.
Antes de comenzar las operaciones en uno o varios metaversos, las compañías deben implementar medidas de seguridad para protegerse y cuando corresponda, cercar sus activos en el mundo físico.
En ese sentido, José María Méndez, Socio en Baker McKenzie, subraya que uno de los primeros pasos para los interesados en el metaverso es analizar si las actividades que pretenden desarrollar pueden dar lugar a activos susceptibles de protección, por ejemplo, interfaces de usuario, avatares, etcétera.
De ser así, conviene preguntarse qué tipo de protección de propiedad intelectual se adapta mejor a estos activos y proporciona el más alto nivel de protección, así como la forma en que se llevarán a cabo las medidas de cumplimiento en este espacio interactivo cambiante.
“Dado que la actividad en un entorno de metaverso genera un gran volumen de datos, que pueden ser de gran valor, las empresas de IE están acelerando su adopción de servicios en la nube”.
Las adquisiciones recientes muestran la importancia de que las empresas cuenten con una infraestructura de nube sólida. También la reducción de los riesgos cibernéticos a través de una gestión adecuada de los datos seguirá siendo un pilar importante de cualquier programa de seguridad.
En torno a la regulación de contenido, Dominic Edmondson, asociado senior de Baker McKenzie asegura que el mismo contenido puede causar diferentes problemas legales en diferentes jurisdicciones, según los reguladores locales y las opiniones de los tribunales sobre la libertad de expresión, la protección infantil, los derechos políticos, las apuestas y otros temas.
“Los creadores de varios mundos virtuales también se centran en el diseño de entornos en los que las partes pueden comprar y vender productos y servicios, y realizar transacciones en pagos tanto de moneda fiduciaria como virtual. Esto pone en juego complejas regulaciones financieras específicas de cada jurisdicción”.
En este contexto, resulta claro que las empresas que inviertan en este espacio requerirán una comprensión técnica aguda de parte de sus asesores legales como un medio para controlar el riesgo en estos nuevos proyectos.
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