Ante el rezago de la productividad en México y América Latina, las plataformas digitales representan un potenciador de desarrollo económico y empleo, pero a falta de conectividad, cargas impositivas o leyes que afecten la flexibilidad de las nuevas formas de trabajo podrían complicar la transición hacia la economía digital y ahondarían las brechas estructurales.
“En América Latina y el Caribe, en el 2010 la industria digital tenía un peso únicamente de un 7.0 por ciento y la industria tradicional 93 por ciento. En junio del 2022 la industria digital subió a 10 por ciento y la tradicional cayó a 90 por ciento, pero este crecimiento del peso de la industria digital ha sido mucho menor en la región que en el mundo; es un indicio de que esta brecha de la digitalización respecto a regiones más avanzadas está creciendo”, expuso Fernando Rojas, experto de la CEPAL.
Trabajar tanto en conectividad como en digitalización permitiría salir del estancamiento de productividad que tiene la región desde hace varios años, además de que no se profundizarían las brechas estructurales, ni se afectarían los niveles de ingreso y desarrollo, afirmó el asistente Senior de Asuntos Económicos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en el panel “Impacto económico de las plataformas digitales”.
“Si no trabajamos en ambos aspectos al mismo tiempo, la digitalización se va a concentrar en algunas industrias, en algunos segmentos y esto puede profundizar algunas brechas estructurales que existen en la región, brechas relacionadas con la calidad del empleo, la distribución de los ingresos, incluso ahora en la calidad de la educación”.
En el marco del foro Plataformas Digitales y Seguridad Social del Futuro, Fernando Cota, Head of Public Policy and Affairs de Rappi, refirió que de acuerdo con datos del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), en los últimos 10 años este sector ha permitido un aumento de ingresos de 10 por ciento anual para los repartidores, quienes tiene la flexibilidad de trabajar en el horario que eligen.
“Esto en un momento en el que los ingresos salariales han crecido muy poco, si no es que se han estancado, lo que ha provocado que el ingreso por hora por repartidor sea superior al salario promedio de México… Además, las plataformas dan herramientas a las pequeñas empresas para combinar la cercanía al cliente y un espíritu familiar con las capacidades competitivas que tienen las grandes empresas, esos son los dos grandes impactos que tienen”.
Para la diputada Angélica Cisneros, presidenta de la Comisión de Seguridad Social de la Cámara de Diputados, las Tecnologías de la Información (TI) colocan al país ante la necesidad de reconocer todas las formas de trabajo y las diferentes formas de acceso a la seguridad social sin limitaciones, y sin quitar flexibilidad a la forma de trabajo.
“Si lo vamos a reconocer como trabajo, tenemos que reconocer que hay un empleador, entonces aquí tiene que haber una contribución del empleador y ¿Cómo es que podemos lograr la contribución del empleador?, a través del control de los ingresos de las personas que se incorporan a estas plataformas, no necesariamente a través de las horas que prestan laborando”.
Israel Santos Flores, investigador de la Línea de Investigación en Derecho e Inteligencia Artificial (LIDIA), del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, explicó que lo único que se tendría que hacer es una coordinación para un cruce de dato entre el Servicio de Administración Tributaria (SAT) y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
“Ya se tiene conocimiento de cuál es el ingreso que perciben, la retención que les practica la plataforma y esto podría ser algo totalmente compatible con lo que nos está diciendo la diputada, reconocer que un mismo prestador de servicios, pues puede tener o trabajar a través de diversas plataformas”.
Además, señaló que aunque se comprometió a no establecer impuestos, aranceles o cargas impositivas y tributarias a las actividades de la economía digital, México incumplió el compromiso al cobrar un impuesto disfrazado, “a partir de algo que no tiene el carácter de contribución”.
“El aprovechamiento del 2.0 por ciento que estableció la Ciudad de México para las plataformas digitales es una carga económica que viola ese pacto internacional… No tiene una naturaleza fiscal, es un ingreso no tributario… Lo que hizo nuestro legislador en la Ciudad de México fue disfrazar un verdadero impuesto”.
En el panel recordó que en diciembre de este año la OCDE, el Grupo de los 20 (G20) y un grupo de países que suman 140, conocido como Marco Inclusivo, definirán una solución global para otorgar, por una parte, una especie de compensación a países que tienen presencia de plataformas digitales, y por otro, fijar un impuesto mínimo global.
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