Con una prevalencia del 18.3 por ciento entre la población mexicana y después de haber causado más de 140 mil muertes en 2021, la diabetes es sin duda uno de los principales retos de salud pública en México, pero, al mismo tiempo, es una de las enfermedades no transmisibles que mejor se puede atender a través de la telemedicina.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición Continua 2022 recientemente publicada, “la diabetes en México es muy prevalente e implica un reto importante para el sistema de salud. Se requieren acciones contundentes para prevenir la enfermedad, mejorar el tamizaje, el diagnóstico oportuno y el control de la enfermedad”.
Esto, debido a que según este ejercicio estadístico, además de la prevalencia en el 18.3 por ciento de la población, se estima que al menos el 22.1 por ciento de los mexicanos enfrentan condición de prediabetes, lo que implica a su vez un reto de salud pública mayúsculo en materia de prevención de la enfermedad.
Y si bien en México el problema es conocido como uno de los mayores retos, la décima edición del Atlas de Diabetes 2021 publicado por la Federación Internacional de Diabetes (IDF, por sus siglas en inglés), indica que en el mundo hay 537 millones de personas con la enfermedad y, a tasas actuales, el número podría crecer hasta 643 millones en 2030 y hasta 783 millones en 2045.
Según este mismo documento, en América Latina hay 51 millones de personas con diabetes, esto es, uno de cada siete habitantes de la región, lo cual llevó en 2021 a 931 mil personas a fallecer por esta enfermedad y generó pérdidas económicas de 415 mil millones de dólares. Además, se estima que una de cada cuatro personas que padecen esta enfermedad, no está diagnosticada, lo que supone mayores riesgos de salud.
En ese sentido, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en su publicación titulada “Terapéutica digital: ¿tu próximo tratamiento para la diabetes o la depresión será bajado de internet?”, señaló que las aplicaciones digitales de salud pueden ayudar de manera muy importante a atender este problema de salud pública que, según la IDF implicó gastos para los gobiernos del orden de los 966 mil millones de dólares en 2021 a nivel global, cifra que ha crecido hasta en 316 por ciento en los últimos 15 años.
El documento del BID señala que “si las intervenciones digitales pudieran prevenir tan sólo 5.0 por ciento de estos casos en lo que resta de la presente década, hacia el 2030 la región podría evitar pérdidas económicas por 7 mil 548 millones de dólares.
Sin embargo, a diferencia de países como Alemania, donde las aplicaciones digitales de medicina a distancia son sometidas a una rigurosa certificación, bajo estándares médicos de primera línea antes de que se les permita entrar al mercado, “en la región (de América Latina) carecemos de regulaciones para la terapéutica digital, que son importantes para apoyar el despliegue seguro y efectivo de intervenciones de salud digital”.
Sobre este tema, el doctor Rubens Covello, fundador y CEO de Quality Global Alliance, compañía dedicada a la salud por vía digital, en entrevista con Consumo TIC destacó la importancia de hacer una evaluación profesional completa de cada sistema de telemedicina, porque algunos son “muy robustos y otros muy frágiles”.
Esto es, que se deben analizar no sólo desde el punto de vista de la calidad del servicio médico que se oferta, sino también desde la seguridad de los médicos y los pacientes, el manejo de la ciberseguridad, las bases de datos, la información personal de los especialistas y los pacientes, la capacitación de los médicos para dar consultas en forma remota y la calidad de la información que éstos comparten.
Tal evaluación tiene que ser realizada por auditores externos, con base en los más altos estándares de calidad, a fin de garantizar que la información sea correcta y verdaderamente apoye en el cuidado de la salud de las personas.
Una vez que el sistema de salud por vía digital cumple con tales parámetros, no hay duda que la telemedicina es una gran herramienta para apoyar a los sistemas de salud pública, especialmente en materia de medicina preventiva.
En el caso de México, señaló Rubens Covello, la diabetes es un problema de salud pública muy serio y entonces el papel de la telemedicina se vuelve crucial, pues puede servir para el seguimiento de los pacientes que no pueden ir a una consulta cada 15 días, pero sí recibir orientación por videoconferencia, para controlar su estado físico y prevenir crisis que además de arriesgar seriamente el estado general del paciente, pueden implicar gastos onerosos para la familia y para el sistema de salud en su conjunto.
En ese sentido, el BID propone a los países de la región prepararse para implementar terapéuticas digitales e invertir en aplicaciones con visiones centradas en el paciente para cosechar más resultados, pues existe clara evidencia de que las herramientas de salud basadas en internet, son muy eficientes en términos de costo-beneficio.
En especial, las aplicaciones digitales han demostrado su eficiencia como instrumento de apoyo a los sistemas de salud pública, en particular en contextos de atención primaria o comunitaria de la salud, donde puede no haber disponibilidad de personal especializado y se puede ayudar a proveedores de salud en el nivel primario a identificar correctamente las enfermedades y derivar a los pacientes a especialistas, quienes los puedan atender de manera remota.
Esto es particularmente importante en México, donde el sistema de salud pública es insuficiente en recursos humanos (médicos, enfermeras, especialistas, etcétera), de infraestructura y recursos económicos.
C$T-GM