En medio del “tsunami de transformación” que vive la sociedad a la vista del desarrollo de herramientas digitales, es necesario que la ciudadanía tenga las capacidades para opinar con equilibrio sobre lo que ve y escucha en las diversas plataformas y medios de comunicación, donde es evidente una sobresaturación causada por la avidez por consumir contenidos, en su mayoría no verificados.
En ese sentido, hace falta desarrollar el pensamiento crítico entre las audiencias como herramienta fundamental para el fortalecimiento de las capacidades mediáticas, que contribuyan a discernir entre lo verdadero y lo falso; entre la opinión y la información y con ello construir ciudadanía, especialmente porque según la Encuesta Nacional de Consumo de Contenidos Audiovisuales 2022, el promedio diario de exposición a la televisión abierta fue de 2.5 horas por persona y de 3 horas en el caso de los contenidos en internet.
Al inaugurar la Semana de la Alfabetización Mediática e Informacional (AMI), Javier Juárez Mojica, presidente del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), habló de cómo la dificultad de distinguir entre los contenidos válidos y las noticias falsas es un problema grave y global, sobre el que se debe discutir para generar herramientas de empoderamiento para las audiencias y el desarrollo de su pensamiento crítico.
El funcionario destacó que las acciones que ha realizado el Instituto para fortalecer las capacidades digitales de las personas han tenido resultado positivo y prueba de ello es que entre los foros y seminarios realizados, se ha contado con la participación tanto presencial como virtual de al menos 11 mil personas, en tanto el micrositio “Somos Audiencias”, ha recibido 80 mil consultas y las cápsulas especializadas llevan más de 22 mil reproducciones.
Durante el evento virtual organizado por el IFT, dijo que la alfabetización mediática es un trabajo que exige mucho esfuerzo para dotar a la ciudadanía de la capacidad crítica para distinguir y discernir sobre los contenidos que consumo para “generar audiencias más informadas y conscientes”.
De ahí que durante esta Semana AMI 2023 se abordarán temas como el desarrollo de audiencias activas; sociedad civil; educación digital en medios de comunicación; alfabetización mediática en escuelas y contenidos generados con Inteligencia artificial, entre otros.
A su vez, la periodista argentina Silvia Bacher, integrante de la Alianza de Alfabetización Mediática e Informacional (MIL por sus siglas en inglés) de la UNESCO, sostuvo que nos encontramos “ante un tsunami de transformación digital” que está cambiando por completo el mundo y donde “debemos construir un nuevo contrato social”.
Recordó que cuando se habla de Alfabetización Mediática e Informacional en realidad se habla de derechos tanto humanos como ciudadanos, donde el Estado tiene la obligación de empujar la alfabetización para no dejar a nadie atrás, especialmente en la región de América Latina y el Caribe, caracterizada por la diversidad, la multiculturalidad y la desigualdad.
En ese sentido, es necesario que esta alfabetización no sólo esté presente en el sistema educativo formal, sino también capacitación a toda la ciudadanía (entendiendo que se trata de un derecho humano) para que todos y todos aprovechen las oportunidades y enfrenten los riesgos que supone “este rompecabezas que significa el mundo digital”.
De ahí la necesidad de establecer políticas públicas transversales que no se limiten a la conectividad y al acceso a dispositivos, pues creer que con entregar aparatos a las personas se cubre la alfabetización mediática e informacional, es un grave error y por ello se han llenado escuelas con miles de dispositivos que posiblemente no todos saben usar.
En coincidencia con lo anterior, Mariaje González Flor, Co-secretaria general de la Alianza de la Alfabetización Mediática e Informacional consideró que los países deben establecer leyes para fomentar este trabajo tanto en las empresas periodísticas como en las plataformas digitales a fin de que incluyan contenidos de alfabetización.
Esta formación debe estar en la agenda pública y debe alcanzar no sólo al sistema educativo formal, sino incluso a las grandes empresas tecnológicas globales, sin descuidar a los equipos docentes, pues ellos tienen que saber cómo enseñar a sus alumnos a interactuar de manera sana en el mundo digital, pero si ellos mismos no saben hacerlo, tampoco podrán transmitirlo.
C$T-GM