Los Fondos de Servicio Universal (FSU), que forman parte de las políticas tradicionales en varios países de América Latina, requieren una reforma urgente, pues no contribuyen a lograr los objetivos de conectividad universal, lo que se refleja en la brecha de uso representada por 230 millones de personas que tienen cobertura pero no acceden a servicios de internet.
“Lo que hemos visto es que las herramientas tradicionales en la región para cerrar la brecha no son efectivas, no son sostenibles, hay que reformarlas de un modo urgente. No están preparadas o no están dando el resultado para el cual fueron concebidas. Si no hay cambios significativos en cuanto a las condiciones del mercado, esto incluye la regulación, no se van a lograr los objetivos de conectividad que se han marcado”, alertó Pau Castells.
Al participar en el Congreso Latinoamericano de Transformación Digital (CLTD) 2022, el director de Análisis Económico de la GSMA Intelligence dijo que el problema fundamental de dichos fondos está en la financiación, pues en Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica y Ecuador se sostienen con contribuciones de los operadores de telecomunicaciones, lo cual no es sostenible.
“La financiación del Fondo de Servicio Universal, actúa como una barrera que deprime la demanda, porque se carga a los usuarios; los impuestos a la conectividad de Internet detienen la demanda, esto los está limitando; también tenemos limitantes de oferta; entonces hay que reformar el mercado para que esta frontera de conectividad se expanda”.
Castells explicó que con la evolución de los ingresos en el mercado de las telecomunicaciones, el modelo de financiación actual no es ni sostenible ni equitativo, los objetivos de conectividad de los fondos han cambiado y se ha roto el equilibrio entre contribuyentes y beneficiarios, porque se establecieron inicialmente para cerrar brechas de conectividad a telefonía fija.
“Al día de hoy este equilibrio entre contribuyentes y beneficiarios al fondo se ha roto completamente. En la actualidad el objeto de los fondos no es la telefonía fija, es la velocidad de Internet y este tiene un ecosistema mucho más amplio, de hecho estimamos que los proveedores de servicios digitales en la región tienen al día de hoy ingresos tres veces más altos que los de los proveedores de infraestructura de internet”.
Contexto que el especialista denominó como una desconexión y financiación de fondos que a corto y mediano plazos no será sostenible; sin embargo, existe una alternativa para digitalizar a la región, una hoja de ruta para cerrar la brecha de conectividad.
En primer lugar, planteó, los países de América Latina requieren esquemas específicos para impulsar la demanda y, en la medida de lo posible, también la oferta, tema en el que los fondos y los impuestos a internet son un pendiente.
“Tenemos hoy en día impuestos especiales a la conectividad a Internet; es decir, conectarse a Internet se penaliza a nivel fiscal, es un sinsentido… Y además los impuestos adicionales repercuten en particular sobre estas franjas de la población como menores ingresos”, recalcó durante su presentación “Repensar las brechas de conectividad en América Latina”.
Un segundo paso es que, si la frontera de la conectividad se ha expandido, y sigan algunos países con brecha de conectividad se requerirá de una financiación adicional, “más allá de lo que los proveedores de internet puedan aportar directamente, y es ahí donde existe un rol para los fondos de conectividad como los que existen, pero con reformas que los hagan más efectivos y sostenibles”.
C$T-GM