La industria de la tecnología a nivel mundial está en busca de la nueva generación de profesionales que puedan contribuir al desarrollo de soluciones que transformen positivamente nuestra vida. La próxima innovación capaz de transformar el mundo podría surgir de una mente joven que aún busca su camino, y que podría ser la de una niña. Sin embargo, es preocupante que esa idea revolucionaria podría perderse porque dicha niña no llegará siquiera a la primera etapa de su formación escolar.
Un estudio de Microsoft reveló que las niñas se interesan en carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés) cuando tienen alrededor de 11 años, pero pierden interés cerca de cumplir los 15. ¿Los motivos de su desánimo? Estereotipos, roles de género y poca visibilidad de modelos a seguir.
Esta triste tendencia es consistente local e internacionalmente. De acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) un alarmante 95 por ciento de las niñas mexicanas no consideran seguir una carrera de la rama STEM. Y mundialmente, cifras de la UNESCO indican que a nivel mundial, sólo 29 por ciento de los puestos de investigación son ocupados por mujeres.
La falta de presencia femenina en puestos directivos, gerenciales, y dentro de las áreas de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas es necesaria porque resultan en ambientes laborales hasta 6 veces más innovadoras, además de generar hasta 25 por ciento mejor desempeño en ganancias para las empresas con mayor equidad de género.
Necesitamos la participación femenina en el desarrollo de nuevas soluciones tecnológicas. La tendencia de las estrategias de negocio está cambiando su enfoque hacia el usuario, creando productos que satisfagan sus necesidades, pero ¿cómo podría un equipo de investigación y desarrollo encontrar dichas soluciones sin considerar diversos puntos de vista?
La tecnología debe estar al servicio de la humanidad, y la humanidad está compuesta por tanta diversidad que resulta insuficiente mirar una problemática desde una sola perspectiva. No incluir la visión de las mujeres es ignorar a más de la mitad de la población.
En este sentido, las compañías tenemos la responsabilidad y obligación de crear las condiciones adecuadas para el correcto desarrollo de talentos femeninos en nuestras organizaciones: aspirar a una representación equitativa de género en todos los niveles jerárquicos, establecer programas de capacitación o mentorías para fortalecer las habilidades de las nuevas generaciones, así como apoyar programas escolares en cada nivel educativo para fomentar que cada vez más niñas estudien carreras STEM.
El cambio generacional que la industria tecnológica vive actualmente debe servir como catalizador para fomentar aún más a nuestras niñas a perseguir una carrera STEM. Promovamos la curiosidad en sus mentes para descubrir cómo funcionan los aparatos y dispositivos que las rodean, busquemos juegos o actividades didácticas que hagan divertido aprender las bases de programación, apoyemos la idea en sus mentes que las profesiones no están limitadas por el género.
En el marco del Día Internacional de las Niñas en las TIC, debemos comprometernos como sociedad a impulsar la formación de más mujeres científicas, investigadoras, ingenieras, programadoras, matemáticas, porque el beneficio no sólo será para las niñas que podamos ayudar, sino que el progreso que genere nos cambiará la vida a todos. Incentivemos la potencial carrera de una niña que hoy se cuestionan cómo funciona la tecnología a su alrededor, para que sea la líder que inspirará en el futuro.
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