América Latina enfrenta retos en materia económica y de conectividad en telecomunicaciones, pero los más importantes no tienen que ver con el avance de la industria, sino con la transformación social y productiva de una región donde la digitalización por sí sola, por más fundamental que sea, no permitirá la transformación de manera automática, advirtió Ana Valero Huete, directora de Política Regulatoria de Telefónica Hispam.
Durante su participación en el “Encuentro virtual Expertas TIC”, organizado por 5G Américas, señaló que las condiciones particulares de la región, exigen “hacer las cosas de manera distinta” por las condiciones macroeconómicas donde el crecimiento del PIB es de apenas el 1.9 por ciento, se registran altos grados de marginación (0.54 en el Índice de Gini) y donde cerrar las brechas de inversión implicaría la necesidad de que se invierta 04.1 por ciento del PIB anual desde ahora y hasta 2030.
“Esto supone inversiones enormes”, que difícilmente podrá hacer la industria, aunado al hecho de que la región pierde interés para la Inversión Extranjera Directa. De hecho, este indicador ha caído a rangos del 20.34 por ciento del PIB, contra el 36.2 por ciento en Asia, lo que demuestra que los recursos se están yendo a otras partes.
En ese sentido, Valero Huete explicó que el título de su ponencia “Un nuevo modelo para el desarrollo digital” tiene que ver con el hecho de que estos retos, suponen pensar las cosas de manera diferente, si se quieren obtener resultados diferentes, y para ello hace falta trabajar tanto a nivel nacional como regional, en dos ejes: el estructural y el de innovación.
El eje estructural se refiere al ambiente propicio para crear negocios con seguridad jurídica, previsibilidad en las normas, regulación fiscal y marcos regulatorios habilitadores que sean capaces de evolucionar conforme avanza la tecnología.
En el eje de innovación, se debe trabajar en crear modelos de negocio novedosos a partir de alianzas; la incorporación de actores no tradicionales y la colaboración público privada, que se hace necesaria ante las inmensas cantidades de dinero que se deben emplear en la inversión para infraestructura.
Bajo el principio de “Better Investment” previsto por la OCDE, explicó, que consiste en sacar el máximo provecho de las inversiones, Telefónica ha realizado modelos innovadores en países como Argentina, Chile, Colombia, México y Perú, que ilustran una manera diferente de entender (y afrontar) la competencia.
Por ejemplo en Perú, se puso en marcha Internet para Todos que es un proyecto para extender 4G en zonas rurales que hoy llega a 3.3 millones de personas en 16 mil poblaciones con mil 900 estaciones base y que el gobierno peruano acompañó con mucha innovación regulatoria, mientras que se consiguieron inversiones de nuevos actores como Meta, el propio BID y CAF, que aportaron capital.
En el caso de México, destacó cómo se encontraron nuevos modelos de competencia, donde dejó de ser importante la competencia en despliegue de redes, para dar paso a la competencia en servicios.
Mediante la alianza de Telefónica con AT&T México, ahora se comparte la infraestructura y los operadores pueden centrar su competencia en los servicios, lo cual favorece dos cuestiones importantes: la posibilidad de llegar a zonas remotas y donde la competencia comercial no es viable y, generar auténtica competencia entre prestadores de servicios a favor de los usuarios.
Este tipo de modelos, concluyó Ana Valero, abren caminos a la industria para que el despliegue y la provisión de servicios llegue cada día a más personas, pero sobre todo logre la transformación social y productiva de la región donde la digitalización y la conectividad sin duda son fundamentales, pero que por sí sola, no logra la transformación.
“A la transformación se llega sólo cuando logramos hacer las cosas de manera diferente, para obtener resultados diferentes”.
C$T-GM