En México, este transporte es una realidad lejana.
Aun cuando a nivel mundial la industria automotriz habla de los vehículos autónomos como una realidad de corto y mediano plazo, México carece de una legislación clara que permita, en principio, la realización de pruebas de este tipo de transporte, por lo que es clara la necesidad de crear un marco legal federal de vanguardia que considere ésta y otras tendencias tecnológicas.
Ante las fechas fatales impuestas por las empresas manufactureras de vehículos que señalan que muy pronto las unidades que ofrezcan al mercado serán autónomas, Alejandro Martínez Galindo, socio del grupo de práctica de comercio internacional de Baker McKenzie, opina que cuando estos avances se analizan bajo la óptica legal y en particular con la mexicana, es posible estimar que en México los autos que se “manejan solos” tardarán varios años más o incluso décadas.
“La promesa de tener vehículos autónomos no solo alienta la posibilidad o deseo futurista de que los vehículos se manejen ‘solos’, sino que esta autonomía reduzca los accidentes generados por operadores en pleno uso de sus sentidos, por personas que hubieran ingerido alguna sustancia o por la distracción del conductor con un dispositivo electrónico, por mencionar uno de los beneficios más palpables”.
Sin embargo, en México la regulación vehicular está dividida en legislación federal, estatal y en algunos casos municipal, de ahí que uno de los retos principales sea la homologación de dichas legislaciones o en su defecto, la creación de una ley federal que regule a este tipo de vehículos.
Por ejemplo, en Jalisco prevalece una Ley Estatal (Ley de Movilidad y Transporte del Estado de Jalisco), mientras que, en Nuevo León, hasta finales de 2016, cada municipio regulaba sus vehículos y su movilidad. No obstante, el 1 de enero de 2017 se homologó el reglamento de tránsito y vialidad de los municipios de ese estado, para así unificar las disposiciones legales.
Por su parte, en materia federal, el Reglamento de Tránsito en Carreteras Federales regula ciertos aspectos de la vialidad de vehículos particulares y de transporte público, únicamente en carreteras federales.
“Lo que es de destacar y como era de esperarse, la legislación actual no establece la posibilidad de que los vehículos sean conducidos por un programa de computación (software), sistema operativo y cámaras de video, incluso en el caso de la legislación federal señala que el conductor deberá asir con ambas manos el control de dirección del vehículo”.
En opinión del especialista, no todo está perdido en los intentos de vanguardia vehicular en México, pues existen algunas iniciativas que en su momento fueron presentadas para tratar de situar a la legislación vehicular mexicana a la par, o por lo menos, no tan distante de algunas legislaciones de países más avanzados en estos temas.
Dichas iniciativas, refiere, se enfocaban en legalizar el uso de aplicaciones informáticas, crear estímulos fiscales a los dueños de vehículos híbridos o eléctricos, e incluso para determinar la obligatoriedad de elementos de seguridad en vehículos nuevos, como los reposacabezas y cinturones de seguridad.
“Algunas prosperaron, pero otras no, lo que nos hace cuestionar si los legisladores mexicanos están conscientes de la necesidad de ir creando el marco legal en preparación a la realidad de los vehículos autónomos. En este contexto, ¿es necesario legislar hoy para lo que pueda surgir en un futuro?, y la respuesta es sí, y por la simple razón de que no solo se espera que se legisle hoy lo que pudiera pasar mañana, sino lo que está pasando hoy mientras el lector atiende estas palabras”.
En la actualidad, países como Estados Unidos, China, Ucrania, España y Rusia realizan pruebas con vehículos autónomos basadas en prototipos que han servido para mejorar los programas y en su caso, preparar la legislación que regulará su conducción en el futuro cercano.
“Una de las personas más influyentes en el desarrollo y diseño de vehículos autónomos en el mundo es un mexicano. El doctor Raúl Rojas es una de las autoridades mundiales en matemáticas y robótica y que ha colaborado con diversas universidades en todo el mundo”.
En 2015 el doctor Rojas participó en un proyecto entre la Universidad de Nevada (en Reno) y la Universidad Libre de Berlín (Freie Universitat) para la conducción de un vehículo autónomo a lo largo de dos mil 400 kilómetros, saliendo de Nogales, Sonora y llegando a la Ciudad de México.
Sin embargo, en México no existe legislación clara que permita siquiera la prueba de vehículos autónomos. Con lo anterior, es obvio que existe la necesidad de revisar la legislación mexicana aplicable a la movilidad e incluso, pensar en la creación de una legislación federal de real vanguardia que considere estos temas para un futuro no muy lejano.
“La legislatura federal pasada tuvo esa oportunidad y la dejó escapar, veremos si la administración actual se compromete al respecto. La realidad es que el futuro nos alcanzará y rebasará por la izquierda, y será entonces cuando nos preocupemos por crear la legislación que garantice el transitar de los vehículos autónomos en México”.
C$T-GM