La Inteligencia Artificial (IA) generativa no es magia pero sí una valiosa herramienta para quienes sepan usarla y aprendan rápido en un mundo marcado por la importancia de los datos que alimentan este tipo de sistemas.
Israel Madiedo, director de Innovación y Tecnología de Izzi y Marcelo Erlich subgerente de Estrategias de Negocio de Antel, expusieron estos puntos de vista durante su participación en el panel virtual titulado “Transformación Digital Telco en América Latina”, donde reiteraron que se trata de una tecnología que viene funcionando desde hace tiempo, pero que ahora se hizo popular.
En el Seminario 5G Transformación Digital, Madiedo advirtió que ésta no es una inteligencia realmente artificial, sino más bien asistida y por lo tanto debe entenderse como una herramienta que, como muchas otras con las que cuenta el ser humano tanto en el mundo físico como en el digital, cumple funciones de ayuda para aligerar el trabajo y hasta de compañía.
A su vez, Marcelo Erlich señaló que lo relevante de la IA sin duda ayudará a optimizar la red, mejorar el conocimiento del cliente y su perfilamiento, lo que supone una gran ayuda para las empresas, por lo que es clave no olvidar que el desarrollo de estas soluciones es en sí mismo un enorme negocio cuyas ganancias en los próximos años se multiplicarán por 40 o 50 veces.
Sin embargo, “el desafío más importante son los datos que se usan para alimentar la inteligencia artificial”, porque de su calidad y sistematización dependerá la calidad de las soluciones que arroje y por lo tanto se requieren datos bien sistematizados y con un análisis de calidad por parte de los ingenieros especializados.
Sobre el tema de la transformación digital, el especialista de Antel advirtió que ésta no es un objetivo en sí mismo y las empresas deben entenderla a partir de los objetivos a los que sí se quieren llegar, sin perder de vista que éstos también pueden cambiar con el tiempo.
Para explicarlo, utilizó una metáfora: “es como el universo que se mueve y nosotros nos movemos en él. La velocidad con que se mueve el universo es una y como me muevo yo es otra. Tengo mi velocidad y cómo se mueven los objetivos tiene su propia velocidad. Por ahora hay una brecha, pero podemos pensar en cerrarla en determinado tiempo. Así funciona la transformación digital”.
Dijo que no todo depende del dinero, sino más bien de una mezcla de factores: 20 por ciento depende de la tecnología que se aplique para esa transformación; 40 por ciento de los procesos que se establezcan para llevarla a cabo y 40 por ciento de la cultura institucional. Esto es, la mayoría depende de la decisión interna de la empresa para llevarla a cabo en su aspecto interno.
A su vez, Israel Madiedo indicó que para entender la transformación digital en las organizaciones, se debe pensar en dos perspectivas: la interna, que implica los procesos de operación, las herramientas que se ponen en manos de los colaboradores, pero por encima de todo, el cambio de mentalidad de los individuos y del grupo dentro de la empresa.
La otra perspectiva es la externa, donde se debe de pensar cómo se facilita el contacto con los clientes, cómo se les da atención y cómo se ofrecen más y mejores productos pero no siempre ambas líneas trabajan a la misma velocidad.
Algunos hacen más trabajo de un lado que del otro, pero “esto es como el Santo Grial de la transformación digital”, si bien no hay un estándar definido, pues cada quien le impone su ritmo y le da su sabor, dependiendo sus propias necesidades.
Además, no podemos olvidar que este proceso no es un fin en sí mismo, sino una vía para llegar al objetivo que la organización se fije. En ese sentido, no necesariamente se debe tener un sentido de urgencia por llegar a la transformación digital absoluta y profunda.
Y si bien el dinero ayuda “porque da paz mental para poder dedicarse a otra cosa y no andar apagando fuegos todo el tiempo”, lo más importante es el cambio de mentalidad para abrazar la transformación como parte de la esencia de las empresas.
C$T-GM