Dispositivos móviles favorecen esta práctica
“Tener sexo es bueno, sano y normal”; sin embargo, cuando esta actividad está asociada a una adicción como la “hipersexualidad” o el “cibersexo, puede implicar consecuencias negativas para la salud de las personas y afectar sus relaciones interpersonales, aseguró, Gabriela Orozco Calderón, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM.
“En vez de estar con la pareja, la persona prefiere obtener placer sexual por Internet; gasta muchas horas en chats eróticos, busca cibersexo en el anonimato para realizar fantasías que no concretaría en la vida real. Regularmente alterna Internet con llamadas eróticas y se masturba mientras está en el chat o viendo un video”, describe la especialista.

En opinión de la catedrática, el sexo por Internet no es una conducta reciente, y aunque en la actualidad ya se han realizado algunos estudios, se sabe poco del tema ante la dificultad de llevar estos casos a un laboratorio, pues se trata de una actividad que regularmente se realiza en privado.
Detalló que la clasificación internacional de enfermedades (CIE-11) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que todavía no hay información definitiva sobre los procesos involucrados en el desarrollo y mantenimiento de la conducta sexual compulsiva; sin embargo, se espera tener una mejor comprensión del tema, cuando se aclaren sus fundamentos neurobiológicos.
El cibersexo, destacó, puede representar una adicción donde las personas tienen acceso a una gran variedad de contenidos de índole sexual que se consumen para satisfacer sus necesidades, lo cual es favorecido hoy por la portabilidad de dispositivos móviles como celulares y tabletas que les permiten realizar llamadas telefónicas o visitar sitios de pornografía.
Respecto a la hipersexualidad, explicó que se trata de personas (mujeres y hombres, aunque más reconocido en el género masculino) con adicción al sexo o conducta sexual compulsiva, es decir, recurren a este tipo de comportamientos muy a su pesar y se muestran incapaces de evitarlos por la ansiedad que eso implica, con lo cual pierden cierta libertad y su cotidianidad se ve afectada.
Orozco Calderón, explicó que en la hipersexualidad la persona pierde el autocontrol al presentar un deseo desenfrenado de tener sexo, ya sea físico o cibernético, en la mayoría de los casos de manera poco satisfactoria; desatiende sus actividades cotidianas, y la comunicación y el afecto por el otro observa un franco deterioro.

“El sexo se usa para reducir estados de ansiedad, es un medio para disminuir el malestar emocional por baja autoestima e insatisfacción personal”, destaca la especialista en su publicación de la Gaceta de la UNAM.
Esta adicción se vincula con el síndrome de abstinencia, pues la persona debe generar esa conducta para evitar malestares; presenta ansiedad por tener sexo y sentir gratificación, desde el punto de vista de la farmacología conductual se asocia con el aumento de dopamina, en la que se activa el circuito de recompensa.
Los síntomas son deseo intenso, ansia o necesidad de concretar la actividad placentera; pérdida progresiva del control de la actividad placentera; descuido de las actividades habituales: académicas, laborales o de esparcimiento; estar a la defensiva y negar el problema, todo gira en torno a la conducta adictiva y se presentan lesiones, heridas o dolor en los genitales.
C$T-EVP