A nivel global, 43 por ciento de las organizaciones esperan que las redes privadas de 5G sean el principal entorno de red que soporte sus casos de uso en los siguientes tres años, lo que coloca a la ciberseguridad como un elemento crucial que exige asumir una responsabilidad compartida entre clientes, empresas y operadores.
De acuerdo con el informe global de AT&T Perspectivas de ciberseguridad 2022: Seguridad en el entorno, se estima que en el futuro cercano ninguna organización será 100 por ciento 5G, sino que esta red convivirá con alguna combinación de 4G/LTE.
“En la era digital actual, vivimos en un estado de conexión permanente e intercambio de datos ininterrumpido. Ante este escenario, la seguridad debe ser una responsabilidad compartida entre clientes, empresas y operadores: mientras estos últimos deben ofrecer seguridad inherente a su red, los clientes empresariales, por su parte, deben asegurar sus bienes digitales: datos, aplicaciones y puntos finales”.
El documento elaborado a partir de las respuestas de expertos en ciberseguridad de 12 países, incluido México, muestra que en el sector salud, 74 por ciento de los encuestados está planeando o ha implementado, por lo menos parcialmente, algún caso de uso de borde (edge).
De hecho, este porcentaje se eleva a 73 por ciento en el sector financiero; mientras que en el manufacturero llega al 78 por ciento.
“Ransomware es percibida como la principal amenaza en todos los sectores representados en la encuesta. En promedio 66.1 por ciento de los encuestados lo marcaron como preocupación”.
El informe de AT&T destaca que en América Latina, las principales preocupaciones de seguridad son: ataques a servidores, sniffing en puntos finales y ataques en puntos finales a los usuarios.
Es así como los principales controles de ciberseguridad en redes celulares, diferentes a 5G, son la autenticación de dispositivos (41 por ciento), restricciones de acceso a la red de dispositivo a dispositivo (40 por ciento) y monitoreo de filtración de datos (39 por ciento).
En el caso de las redes públicas 5G: autenticación de dispositivos (44 por ciento), restricciones de acceso a la red de dispositivo a dispositivo (42 por ciento) y monitoreo de filtración de datos (40 por ciento).
En redes privadas 5G: detección de amenazas (44 por ciento), autenticación de dispositivos (43 por ciento) y restricciones de acceso a la red de dispositivo a dispositivo (44 por ciento).
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