Mientras que en regiones como Asia, los operadores de telecomunicaciones están en condiciones de invertir hasta 15 por ciento de sus ingresos en infraestructura 5G, en América Latina las empresas destinan alrededor de 4.0 por ciento; sin embargo, su esfuerzo financiero podría alcanzar hasta 10 por ciento si sumaran los costos que les representa el acceso al espectro radioeléctrico.
Desde la perspectiva de Alberto Arellano, gerente de Telecomunicaciones en IDC México, la industria está siendo sometida a un escenario poco favorable para el desarrollo de la quinta generación, pues aunque operadores y fabricantes de equipos para red están comprometidos con el beneficio social y económico que representa 5G, el freno se encuentra en la adquisición de un recurso esencial caro.
“La adquisición de equipo de red muchas veces se puede negociar con los fabricantes como Nokia, Huawei o Ericsson. Es más, algunos les dicen a los operadores que por cada antena 5G que se ponga y que también funciona para 4G, se puede colocar de manera conjunta en alguna zona rural, de tal manera que cada nueva torre 5G se convierte en una 4G en esas áreas, pero el tema que frena 5G, es el precio del espectro”.
En entrevista con ConsumoTIC, el especialista habló de cómo 5G es más que redes ultra veloces puestas al servicio de usuarios y empresas, ya que su más grande potencial se encuentra en la infinidad de casos de uso que se irán desarrollando en sectores productivos clave como la manufactura, servicios y salud.
Es así que el fortalecimiento de un ecosistema 5G robusto e incluyente es de gran relevancia para el futuro digital de los países de América Latina, una región que enfrenta grandes rezagos socioeconómicos a los que se suman fenómenos que los agudizan como la brecha digital en sus diferentes modalidades.
“En los dos últimos años se han invertido en infraestructura de telecomunicaciones alrededor de 60 mil millones de dólares a nivel global, es decir, equipo para red como antenas, racks, etcétera, pero a esto se le deben añadir, costos de espectro, licencias, y más”.
De esa inversión mundial que se hace en infraestructura, explicó, los operadores móviles destinan gran parte a 5G, pero siguen teniendo el foco en 4G LTE, en 3G e incluso 2G; es decir, los operadores en países como México están balanceando su inversión con el fin de seguir fortaleciendo la cobertura.
“Si se revisan los precios del espectro, ampliamos la puerta de la competitividad que se quiere impulsar desde diferentes iniciativas como la Red Compartida, es decir, revisar el sistema de costos del espectro permitiría hacer cosas bien interesantes”.
Uno de los principales cambios en el mercado nacional se daría incentivando la presencia de más jugadores, pues tanto en el segmento móvil como fijo, hay 10 operadores con el 97 por ciento del pastel, y sólo 3.0 por ciento repartido entre empresas regionales.
En Brasil, el 40 por ciento de las suscripciones de internet están con operadores regionales locales, y son más de mil, refirió.
“Estimamos que los precios del espectro siguen rebasando los 200 mil millones de pesos, es mucho dinero, por supuesto que el espectro es un recurso que se debe racionalizar pero no debe convertirse en algo recaudatorio. Cuando el precio de este recurso es lo más costoso de los despliegues deja de ser un generador y se convierte en un inhibidor”.
Es por ello que una de las expectativas para el sector telecomunicaciones mexicano es que exista no sólo una revisión de los precios de este recurso, sino también que continúe el trabajo y la colaboración entre el regulador, los operadores, la academia y particularmente de los fabricantes de Tecnologías de la Información (TI).
“Los fabricantes de TI, los que hacen los procesadores, las antenas, los dispositivos, son muy importantes, porque ellos ya lo hicieron en otros países y pueden hacer recomendaciones sobre cómo se usaron ciertas partes del espectro”.
C$T-GM