A pesar de su capacidad para manejar enormes cantidades de información en poco tiempo y de superar a los humanos en algunas tareas de programación, los modelos de lenguaje de gran tamaño (LLM, por sus siglas en inglés), no reemplazarán completamente a los programadores humanos, pero sí cambiarán la naturaleza de su trabajo.
En el futuro cercano, los programadores deberán centrar cada vez más su labor en entrenar, guiar, mantener y supervisar a estos modelos, dejando a las tecnologías de LLM las tareas repetitivas y de control, que hoy ocupan mucho tiempo de estas personas, anticipó Juan Carlos Navarro, experto internacional en educación superior, emprendimiento, innovación tecnológica y talento digital, quien asesora en estas materias al Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En un artículo titulado “Chat GPT y el futuro de los bootcamps de programación”, que publicó recientemente el BID, el autor señala que “los LLMs pueden tener fortalezas en sintaxis y manejar tareas repetitivas, pero aún no han dominado el arte de la intuición, la creatividad y la resolución de problemas complejos que compete a los humanos para el desarrollo de software”.
Debido a que los modelos de inteligencia artificial basados en LLM han demostrado buenos resultados para resolver tareas repetitivas, los programadores ahora podrán “concentrarse en el diseño, estrategia y resolución de problemas complejos. La flexibilidad y el aprendizaje continuo se vuelven aún más cruciales para los desarrolladores”.
Ante este panorama, los bootcamps de programación, como espacios de formación intensiva y práctica, deberán adoptar un nuevo enfoque, donde se aproveche la habilidad de la inteligencia artificial generativa y similares LLMs para escribir código, con el fin de ayudarles a encontrar errores y sugerir correcciones, reduciendo el tiempo que las personas actualmente dedican a estas tareas.
Por eso, “los bootcamps de programación deberán adaptarse a la nueva era de la IA. Empezando hoy mismo, tendrán que producir una nueva generación de programadores que no solo entienda las complejidades de la programación, sino que también pueda guiar y colaborar con herramientas de IA para obtener resultados óptimos”.
Es necesario entender que con estos avances tecnológicos, “el núcleo del trabajo de un programador pasaría de programar a supervisar, guiar y verificar la calidad del código producido por modelos de IA” y por eso el currículo deberá ajustarse para enfatizar las habilidades de supervisión.
Y aunque parece haber señales de que esta adaptación está ocurriendo, los bootcamps se encuentran ante escenarios completamente nuevos con oportunidades para aprovechar la disponibilidad de modelos de LLM más potentes y versátiles.
Juan Carlos Navarro recomienda, por ejemplo, asignar tutores de IA personalizados a los estudiantes para reforzar considerablemente el consejo y seguimiento proporcionado por instructores humanos. Del mismo modo, modelos de inteligencia artificial generativa podrían integrarse en lecciones, talleres, hackatones o seminarios, brindando asistencia a los participantes en tiempo real.
De hecho, este tipo de espacios de formación intensiva, en general enfatizan la formación personalizada y la mentoría, la orientación estructurada y personalizada para estudiantes de diversos orígenes, y tienen un toque personal con mucho trabajo en equipo e interacción humana con los instructores, lo que supone una importante ventaja para adaptarse a estas nuevas condiciones.
C$T-GM