A pesar de la esperanza de ensanchar la libertad de expresión que significó en su momento el surgimiento del internet -y la cual sí se cumplió-, hoy las redes sociales “se han convertido en una plaza pública donde los derechos individuales se desdibujan y las empresas que manejan las plataformas miran a las personas como meros clientes y no como sujetos de derecho”; en este contexto están en entredicho el prestigio de los individuos, su salud emocional o mental y, en casos extremos, hasta su vida misma.
Gisela María Pérez Fuentes, doctora en derecho, miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel III y quien ha dedicado su vida académica a estudiar la libertad de expresión y los derechos al libre desarrollo de la personalidad, al honor y la imagen, entre otros temas, advirtió que México no tiene “ni siquiera creado un sistema jurídico que contrarreste el daño que están produciendo las redes sociales contra la persona individual y los derechos virtuales que se deben proteger”.
Entrevistada por ConsumoTIC en relación a su más reciente obra “Violencia digital y fake news, un atentado a la dignidad de la persona” editado por Tirant y que salió a la luz en diciembre de 2023, la profesora investigadora de la Universidad Autónoma Juárez de Tabasco, advirtió que con las noticias falsas sobre el quehacer profesional y personal de cualquier persona que se pueden propagar en las redes, se producen daños muy serios y por lo general de manera impune, pues normalmente la carga de la prueba recae en la víctima, al revés de como debería ocurrir.
Explicó que a través de las llamadas “fake news”, es decir, noticias falsas que usan la voz o imagen de las personas sin su consentimiento para crear contenidos que no corresponden con la realidad, se pueden generar severos daños a las víctimas tanto en su prestigio profesional o personal, como en su reputación digital.
El uso abusivo, opaco y descontrolado de las redes sociales, genera riesgos a la salud emocional de las víctimas y puede dañar una batería de derechos: a la privacidad e intimidad virtual; al anonimato; al consentimiento informado; a la identidad digital; a la seguridad informática y a la paz cibernética.
También se viola el derecho al olvido, tema que el doctor en derecho y miembro del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Ernesto Villanueva, ha estudiado ampliamente, con base en el argumento de que al igual que así como en el mundo físico los temas jurídicos prescriben, también deben hacerlo en el mundo digital, permitiendo que se borren los registros de temas negativos de las personas, una vez que hayan prescrito o bien cuando se compruebe que lo dicho es falso.
“No se quiere reconocer en México el derecho al olvido” y eso genera severos daños para las personas que, por ejemplo, son víctimas de las noticias digitales manipuladas. En ese sentido, el libro pone al centro de la discusión los derechos de las personas y presenta una propuesta para el control de las noticias falsas y los discursos de odio en las redes, sin que eso signifique coartar libertades o derechos, pues recordó que cuando se difama, se miente o se generan contenidos falsos, “eso no es libertad de expresión”.
La especialista explicó que llegó el momento de “legislar sobre esto muy seriamente” y se preguntó cómo es posible que las grandes empresas tecnológicas que ponen a disposición del público estas plataformas, se alineen en Europa a las medidas fijadas por la Unión Europea y en México “no haya manera de que los prestadores de servicios establezcan controles”.
Recordó que, por ejemplo, Facebook habla de “acciones dañinas con intención de incitar a la violencia”, pero todo bajo sus propios criterios y no con base en la ley, mientras YouTube, por ejemplo, “menciona de manera muy básica casos de daño físico o violencia”, pero también es autorregulación que no aparece en la ley.
Y si bien existen antecedentes legislativos como la llamada Ley Olimpia, en el ámbito de las elecciones el tema es delicado porque se han dado casos graves como el discurso de odio que hace relativamente poco se viralizó en Tabasco, cuando una joven manifestó públicamente su intención de competir por la alcaldía de Centro y las redes la atacaron calificándola de “negrita” y señalándola por esa razón como incapaz de ganar una elección.
Según la doctora Pérez Fuentes, los ataques, las mentiras y la difamación en el ámbito digital, no se limitan sólo a fenómenos como el sexting, el bullying y el moving, que se han trasladado del mundo físico al virtual, sino a otras expresiones que incluso han llevado a personas al suicidio o que tienen el potencial de acabar con la vida profesional de alguien, como en el caso de las llamadas “deepfake”, es decir noticias extremadamente falsas, que pueden proliferar en el contexto de las campañas electorales.
A esto se debe sumar el componente de la inteligencia artificial, tecnología que es capaz y muy adecuada para generar precisamente estas noticias falsas.
“Debemos cuidar que esta IA use mecanismos de control frente a la sociedad virtual y no se desate como una forma de tipificaciones más delictivas aún, como lo que existe con los trolls y los bots, que han llegado a extremos muy exacerbados de violencia política, donde no se respeta personas vulnerables como adultos mayores, menores de edad y otros grupos. Creo que (establecer una regulación) es importante porque todos parece que jugamos en las redes, pero sí hay muchos casos de violencia digital”.
C$T-GM