América Latina y el Caribe tienen todas las condiciones para ser mucho más que un simple proveedor global de materias primas y un espectador del curso de la historia en el desarrollo de la tecnología; sin embargo, para alcanzar su pleno potencial, la región debe operar como un bloque y tener voces coordinadas, sin dejar de lado tres desafíos fundamentales: regulación, infraestructura digital y crecimiento económico.
Sergio Díaz Granados presidente ejecutivo del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), señaló lo anterior durante la inauguración del Congreso Futuro 2024, celebrado en Santiago de Chile, que este año, en su décima tercera edición lleva por eje temático la pregunta “¿Y ahora qué hacemos?”, en relación con la Inteligencia Artificial.
“Queremos que América Latina y el Caribe no sean simples espectadores, sino una región promotora y beneficiaria de esta tecnología”, pero para ello se deben enfrentar los tres principales retos de manera conjunta y como bloque.
Sobre el reto de regulación, recordó que Estados Unidos y la Unión Europea ya han iniciado un camino, mientras en América Latina un primer paso se tomó en septiembre pasado, cuando con el apoyo del CAF y la UNESCO se realizó en Chile la Primera Reunión Ministerial para discutir la ética de la Inteligencia artificial y como resultado se emitió una declaración con apoyo de 20 ministros, para sentar las bases de esa coordinación de la voz de la región frente a la IA.
Díaz Granados insistió en la necesidad de la cooperación y la coordinación regional para hacer frente a este tema y citó al Papa Francisco, quien respecto al aprovechamiento del desarrollo tecnológico y los desafíos que este implica, señaló: “Aquí nadie se salva solo”.
Respecto a la infraestructura digital (segundo de los desafíos), aseguró que América Latina y el Caribe tienen el potencial para convertirse en centro mundial de almacenamiento de datos, dados los costos y la disponibilidad de energías renovables. “El CAF impulsa varias iniciativas regionales en esa dirección y también en cuanto a la posibilidad de contar con supercomputadoras en América Latina”.
Respecto al reto del financiamiento, reconoció que la década de 2011 a 2021 fue incluso peor que la llamada “Década Perdida” de 1980 y “pareciera que por nuestras tasas de crecimiento, no seremos capaces de cumplir con las metas de desarrollo y reducción de emisiones que nos pusimos cinco años atrás para alcanzar en el 2030”.
Pero esto no debe retrasar ni soslayar la agenda digital, ni mucho menos ponerla a competir con los programas de reducción de pobreza o la urgente agenda de acción climática. “Debemos dar rápidos pasos a una serie de políticas que atraigan inversión privada para sentar las bases de un crecimiento sostenible que nos permita cerrar las brechas de aquí al 2030”, advirtió.
Asimismo, insistió en que hay optimismo, desde el CAF, en que América Latina “es una región-solución”. La transformación digital y la inteligencia artificial requieren materias primas, minerales, metales, energías renovables, recursos humanos para alcanzar su pleno potencial al servicio de la humanidad y “para afrontar con éxito las crisis que enfrentamos, nuestra región debe operar como un bloque y tener voces coordinadas en lugar de aisladas”, convocó.
A su vez, Guido Girardi, vicepresidente ejecutivo de Fundación Encuentros del Futuro aseguró que en un mundo donde se ven crisis de todo tipo, hay que buscar cuál es el mejor de todos los futuros posibles, tomando en cuenta que a veces pareciera que la tecnología es una amenaza y empieza a dejar obsoleto todo lo que conocemos.
En ese escenario es necesario plantear a la humanidad un puerto de llegada, donde se pueda poner de nuevo en el centro al ser humano y que seamos capaces de imponer criterios éticos a la tecnología, devolviendo profundidad a la conversación y al debate democrático, que parece capturado por las redes sociales donde no hay diálogo, sino por el contrario, discursos de miedo, porque “quien no ponga miedo en la pantalla no captura la atención y por eso se tiene que regular este espacio”, ya que las buenas noticias, por desgracia, no son negocio.
En se sentido, es importante que seamos capaces de usar a la Inteligencia Artificial a favor del progreso de la humanidad y, particularmente en América Latina, seamos capaces de generar innovación en esta tecnología que puede cambiar a la humanidad, en lugar de limitarnos a ser simples espectadores o usuarios de lo que los demás creen.
C$T-GM