Las plataformas de e-lancing, que representan una atractiva modalidad de trabajo remoto al conectar el talento humano con diversos tipos de clientes, impulsan nuevos mecanismos de generación de ingresos que pueden ser especialmente atractivos para grupos que suelen enfrentar barreras para encontrar un empleo tradicional, como las mujeres, jóvenes, migrantes y las personas con discapacidad.
“Las plataformas digitales han revolucionado los mercados laborales en todo el mundo, transformando la manera de trabajar y ofreciendo oportunidades para trabajadores con perfiles muy diversos”, refiere el documento “e-lancing’ en América Latina y el Caribe ¿Cómo conectar el talento digital con oportunidades globales?”.
La publicación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) explica que el e-lancing no es más que la evolución del freelancing en el entorno digital y es especialmente atractivo para profesionales en áreas de trabajo como diseño web, atención al cliente y marketing digital (incluyendo gestión de redes sociales), que por su naturaleza pueden llevarse a cabo de forma remota.
Detalla que más allá de lo atractivo que puede significar ser nuestro propio jefe y trabajar en nuestro propio tiempo y desde cualquier lugar del mundo, sin preocuparnos nunca más por ir a una oficina, es importante entender que al final del día el e-lancer es un trabajador independiente, por cuenta propia o autónomo.
Quienes trabajan en las plataformas de e-lancing toman tantos trabajos como quieran y tienen la potestad de fijar sus condiciones laborale de acuerdo a las especificaciones de cada proyecto, lo que suele traducirse en flexibilidad horaria, un mejor balance vida-trabajo para quienes tienen responsabilidades en el hogar; como son las mujeres en muchos casos.
Las personas que optan por esta modalidad de trabajo pueden manejar su propio tiempo y dedicar con ello más horas a sus estudios, pasatiempos o hobbies, incluso a tener un empleo tradicional de 9 a 5 y hacer e-lancing en las noches para complementar sus ingresos.
“También significa que puedes trabajar desde cualquier parte del mundo; lo cual, junto con el trabajo remoto o teletrabajo, ha dado pie a lo que hoy se conoce como nómadas digitales. Teniendo en cuenta estos beneficios, no es sorpresa que el e-lancing se haya vuelto tan popular en los últimos años”.
Sin embargo, a pesar de que suena idílico, también hay que entender que en el mundo del e-lancing, las personas no cuentan con un salario fijo cada mes y como el pago depende del trabajo realizado, deben estar constantemente enviando propuestas para conseguir nuevos proyectos en un entorno sumamente competitivo y así poder generar un ingreso relativamente estable, lo que requiere perseverancia y actitud emprendedora.
Por otro lado, como e-lancer se carece de acceso a seguridad social por parte del cliente que contrata, por lo que quienes optan por esta modalidad deben entender cuál es el proceso para cotizar en la seguridad social de su país como trabajador independiente. Además, no tienen acceso a beneficios de un empleo fijo como vacaciones pagadas o una póliza colectiva de seguro de salud; asimismo, deben pagar los gastos relacionados con su trabajo, incluyendo la compra de equipos tecnológicos, el pago de servicios públicos e incluso una membresía en espacios de trabajo estilo coworking (espacios de trabajo compartido), que se prestan muy bien para este tipo de trabajo.
A pesar del auge que están teniendo las plataformas de e-lacing a nivel mundial, las escasas estadísticas disponibles muestran que esta modalidad de trabajo es todavía incipiente en América Latina y el Caribe.
Por ejemplo, para 2017 Argentina y Brasil eran los únicos países latinoamericanos en el ranking de los 20 países con más e-lancers trabajando para empleadores en Estados Unidos de Upwork.
“Jamaica es el país con más e-lancers en relación al número de habitantes, mientras que Brasil, México, Colombia, Argentina y Venezuela son los países con mayor número de e-lancers en términos absolutos”.
El BID considera que para que toda la región pueda capitalizar las oportunidades que se presentan en esta nueva economía, es necesario diseñar e implementar programas de formación que preparen a las personas en las habilidades más demandadas en el ámbito del e-lancing.
“Más allá de las habilidades técnicas, el e-lancer debe tener una personalidad muy particular. Ser e-lancer amerita contar con habilidades blandas como creatividad, resolución de problemas, comunicación efectiva, responsabilidad, disposición a aprender y capacidad para trabajar de manera independiente”.
Además, esta modalidad implica estar en una búsqueda constante de nuevos clientes, lo que amerita disciplina pero también capacidad de autopromoción. Sin duda el portafolio es muy importante para el perfil del e-lancer (especialmente para un diseñador gráfico, por ejemplo), pero la llamada ‘reputación digital’ que se va creando a medida que sus clientes le van dejando reseñas y calificaciones por su trabajo también es vital.
C$T-GM