Luego de que la pandemia obligó a todos los sistemas educativos en el mundo a migrar hacia el modelo digital, ahora el aprendizaje híbrido, que combina las clases en el aula y en línea, parece haber llegado para quedarse, al ofrecer a los alumnos lo mejor de ambos mundos: las habilidades blandas que se desarrollan en la convivencia personal y las habilidades digitales que se desarrollan en línea, aunque todo depende de qué herramientas se utilicen y con qué propósitos.
Durante el webinar sobre educación híbrida organizado por la plataforma de aprendizaje en línea Desire2Learn (D2L) bajo la moderación de su directora regional para América Latina, Carolina Rivas, especialistas coincidieron en que la pandemia enseñó que es necesario pensar en otras maneras de llevar el proceso educativo en todos los niveles, especialmente el universitario.
Al respecto, María Teresa Martiñón Mateo, directora de Programas Virtuales del Instituto de Estudios Superiores de México (ISIMA), explicó que las herramientas digitales en materia educativa tuvieron que ser adoptadas de manera abrupta debido a la emergencia sanitaria y se demostró que si bien la educación en línea funcionó en lo inmediato, en cuanto se relajaron las medidas de confinamiento debido a las vacunas, un modelo híbrido parece cobrar ahora mucho sentido.
Inclusive, se puede jugar con varias alternativas, como llevar la mayoría de materias en forma presencial y algunas virtuales; complementar lo presencial con foros virtuales o espacios colaborativos o incluso acercar herramientas digitales a los alumnos para que complementen sus clases, lo cual puede ocurrir en línea 24/7, con enormes beneficios por las diferencias que cada persona tiene en sus procesos (y velocidad) de aprendizaje.
Lo que es más, la tecnología puede llevar a avances tales que se derriben mitos, como aquel de que las prácticas tienen que ser 100 por ciento presenciales. Ahora hay muchas soluciones tecnológicas como la realidad virtual o simuladores de última generación, donde los estudiantes pueden practicar cosas muy especializadas desde una ubicación remota, sin necesidad de presentarse en un laboratorio.
Sin embargo, para que los modelos híbridos de educación tengan eficacia, se deben considerar la combinación entre lo presencial y lo remoto, así como definir claramente el modelo que se ha de utilizar incluyendo qué plataformas tecnológicas se van a usar y si hay recursos didácticos de libre acceso o pagados.
Así como considerar las habilidades digitales de los estudiantes y los docentes; cómo se dará seguimiento al avance de cada alumno y, lo más importante: qué equipamiento y conectividad tiene cada escuela y cada estudiante cuando se conecte desde su casa o celular.
Respecto al reto de conectividad, Edna Manotas Salcedo, coordinadora de Diseño de Material Educativo Digital de la Universidad del Norte de Colombia, advirtió que las brechas en América Latina son grandes y ese debe ser un foco fundamental para el diseño de los modelos híbridos.
La garantía de conectividad para todos los estudiantes es clave en el ámbito universitario, pero más aún en niveles previos, pues si en la primaria, secundaria o preparatoria los estudiantes no tuvieron conectividad, al llegar a la Universidad no van a contar con la capacidad de acceder al modelo híbrido y por lo tanto, las brechas se ahondarán, profundizando la desigualdad social y económica, por lo cual, se requerirá mucha voluntad política de autoridades de todos los niveles.
Complementario a ello, los docentes deben contar con las habilidades que el modelo exige y que se pueden dividir en dos aspectos: por un lado, las habilidades pedagógicas que no todos los profesores universitarios tienen, porque en general se les elige por ser especialistas en las materias que enseñan y, por otro, las habilidades digitales para manejar las herramientas que se usan en el modelo híbrido.
En el mismo sentido, Mario Alberto Gómez Villadiego, coordinador de la Unidad de Tecnologías de Aprendizaje de la Universidad del Norte de Colombia, invitó a ver la tecnología como una herramienta y no como un fin en sí mismo en la enseñanza híbrida.
Explicó que se debe usar en cada caso la tecnología apropiada, acorde al contexto, la materia, el objetivo de enseñanza, la comunidad de alumnos y profesores y el ecosistema digital que utilice la institución académica, incluyendo desde luego la garantía de que todos los docentes tengan la capacitación digital requerida para el manejo de la herramienta.
Además, los alumnos tendrán que acostumbrarse a una mayor autogestión y a comprender que, a diferencia del modelo de enseñanza tradicional donde el maestro habla y ellos toman notas, ahora se requiere más disciplina, actividad y compromiso de parte para lograr los objetivos, sin perder de vista que el centro de la educación es el estudiante y es el actor principal del proceso de aprendizaje.
A manera de conclusión, Carolina Rivas afirmó que el modelo híbrido de educación llegó para quedarse, pero su éxito dependerá de identificar el adecuado balance entre lo presencial y lo virtual, el uso de las tecnologías adecuadas, la planificación que hagan los docentes una vez que hayan obtenido las competencias digitales que quizá no tengan y reconocer la relevancia del papel del estudiante en el aprendizaje activo.
C$T-GM