El uso de dispositivos como el teléfono móvil en América Latina es común, pero aunque existe disposición para usar estas tecnologías digitales para un mejor control sanitario en situaciones como las generadas por una pandemia, no todos los sistemas de salud están preparados para adoptarlas, además que la falta de transparencia sobre el uso de datos puede generar suspicacias.
Ante la pandemia por COVID-19, la mayoría de los países lanzaron sitios web oficiales para facilitar una comunicación rápida y efectiva y para compartir información, dejando así a las tecnologías digitales un rol importante en las estrategias nacionales para enfrentar la crisis sanitaria, y cuya adopción aumenta si hay un caso de infección en los individuos o sus familiares, de acuerdo con hallazgos de un estudio del BID.
“Más del 70 por ciento de las personas usarían la aplicación para informar síntomas y una app que acceda a su ubicación o que use tecnología de seguimiento de contactos para alertarlos ante una posible exposición”.
Sin embargo, la adopción de tecnologías digitales se reduce cuando los usuarios finales no confían en las políticas de anonimato o están preocupados sobre la vigilancia del gobierno, y el incentivo a una mayor adopción depende de quién diseñó la tecnología, refiere el reporte “Pandemias, privacidad y adopción de tecnología: percepciones sobre el uso de herramientas digitales y sobre la voluntad de compartir datos durante el COVID-19”
Los resultados muestran que 73 por ciento de los usuarios prefieren una app diseñada por una organización internacional como la Organización Mundial de la Salud (OMS) antes que una diseñada por un gobierno local, como señaló el 64 por ciento, o por una empresa telefónica, 56 por ciento.
El 61 por ciento de los entrevistados afirmó que están dispuestos a compartir sus datos personales durante una pandemia -50 puntos porcentuales por encima de la respuesta para momentos no pandémicos-, pese a que la comprensión de cómo eran utilizados sus datos personales por el gobierno y las empresas privadas es extremadamente baja.
Si bien algunos países de la región han probado innovaciones digitales para expandir sus intervenciones de salud y se aumentó el despliegue de tecnologías para contener el virus, aún se han realizado pocos esfuerzos para explorar las percepciones, el conocimiento y la aceptación de estas tecnologías y del intercambio de datos durante las pandemias.
Aunado a la proliferación de estas herramientas se ha desatado un debate global sobre el valor y la ética de las tecnologías actuales y de las innovaciones futuras, incluyendo discusiones sobre la privacidad y la seguridad de los datos recolectados por estos sistemas, más recientemente sobre la Notificación Automatizada de Exposición (NAE) y los certificados digitales de vacunación.
Por otro lado, advierte el documento, los sistemas de salud también tienen que estar preparados para adoptar las tecnologías digitales de salud; la fiabilidad de los datos está afectada por la auto-percepción de las personas y por el periodo en el que se recolectaron los datos, por lo que es necesario revisar la efectividad de las estrategias y canales de comunicación existentes.
“Los ciudadanos de América Latina también están dispuestos a usar tecnologías digitales durante pandemias para hacer un seguimiento de síntomas, notificación de exposición y control de cuarentenas. Aquellos que están dispuestos a usar la app, sin embargo, son más propensos a aceptar esas tecnologías para proteger a sus familias y a sí mismos”.
C$T-GM