IoT trae consigo un cambio de paradigma.
Ante la inminente llegada de la próxima generación tecnológica para telecomunicaciones móviles, denominada 5G, será necesario que el marco regulatorio del sector evolucione y se adapte a los requerimientos técnicos y nuevos hábitos de los usuarios que traerá consigo el Internet de las Cosas (IoT).
En opinión de José Otero, Director para América Latina y el Caribe de 5G Américas, la 5G implicará la posibilidad de llevar a un nuevo nivel innovaciones como la telemedicina, el teletrabajo, las ciudades inteligentes, los wearables y las aplicaciones de seguridad pública.
Sin embargo, el desarrollo de estos nuevos servicios requiere de redes de telecomunicaciones robustas capaces de cumplir con la gran demanda de datos que generarán todos y cada uno de los millones de dispositivos que estarán conectados por sí mismos a internet.
“Tiene que haber ciertas iniciativas y colaboración entre el sector privado y el sector público para determinar los parámetros en términos de roaming, el uso flexible y eficiente del espectro, entre otros temas”.
En ese sentido, dijo, a nivel regional es fundamental que los entes regulatorios tomen en consideración temas clave como evitar la sobrerregulación en materia de compartición de infraestructura, pues se puede limitar la habilidad de los operadores para innovar y soportar múltiples equipos por punto.
Además, los proveedores deberán adaptar la arquitectura 5G para cumplir con obligaciones de geolocalización e intervención legal de comunicaciones, así como, en coordinación con los gobiernos, trabajar en la compatibilidad con alertas masivas en casos de desastres, localización de personas e inclusión de usuarios con discapacidad.
Otero explicó que desde la perspectiva del usuario, las redes 5G deben cumplir con una serie de requisitos para otorgarles una buena experiencia de uso, entre los que destaca la velocidad y latencia; es decir, la capacidad de soportar altas tasas de transmisión de datos por usuario.
“En algún momento las personas van a conformar menos de 50 por ciento del total de las líneas móviles conectadas; cuando sean las máquinas y los dispositivos sin interacción humana se requerirá una red capaz de adaptarse a las distintas necesidades del IoT pero sin perder de vista las necesidades de las personas”.
Asimismo, el IoT traerá consigo un desafío que parece simple pero es fundamental para otorgar a los usuarios el máximo provecho de la 5G: la duración de las baterías de los dispositivos móviles.
“Algo que molesta siempre a los usuarios es la duración de la batería porque hay muchas más aplicaciones corriendo de forma simultánea en los dispositivos y eso hace que el consumo de energía sea mayor, al tener un mayor despliegue de sensores y aparatos de IoT se tendrá un nuevo requerimiento relacionado con la vida de las baterías”.
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