La economía eco-digital está dando lugar a nuevos modelos de negocio y flujos de ingresos, así como mayores eficiencias de costos, todo ello impulsado por la utilización de datos, la tecnología de la nube, ecosistemas colaborativos, así como productos y servicios conectados.
“En la era de una doble transición hacia una economía eco-digital que ofrezca no sólo valor económico, sino también valor ambiental y social, la ampliación de la adopción digital impulsará el crecimiento económico con la sostenibilidad en el centro”, destaca un reciente informe del Instituto de Investigación Capgemini.
El documento muestra que la implementación de tecnologías digitales ha permitido a las organizaciones reducir su consumo de energía en casi una cuarta parte y ha logrado una reducción del 21 por ciento en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en los últimos cinco años.
Refiere que siete de cada 10 organizaciones coinciden en que los modelos de negocio impulsados digitalmente se convertirán en un factor clave para el crecimiento de los ingresos en los próximos tres a cinco años.
Además, el estudio elaborado en colaboración con el Laboratorio de Valor Digital del Instituto de Diseño y Datos Digitales de Harvard, señala que 60 por ciento de las empresas encuestadas espera que los modelos de negocio impulsados digitalmente generen más ingresos que sus esquemas tradicionales.
“En la era eco-digital, hay una mayor exploración del valor de las tecnologías digitales para las empresas, por ejemplo, mediante la ampliación de los datos y la nube, y haciendo que las tecnologías digitales desempeñen un papel crucial en el logro de los objetivos de sostenibilidad.
También hay una rápida evolución de las tecnologías emergentes como la IA generativa y la biología sintética, y una mayor colaboración que da lugar a ecosistemas digitales.
“Este cambio es verdaderamente fundamental, intersectorial y de naturaleza global. Una de las preguntas más importantes que las organizaciones deben abordar y gestionar, a medida que escalan, es saber qué centralizar y qué descentralizar en términos de arquitectura de plataforma y, lo más importante, de gobernanza de datos”.
El estudio anticipa que la inversión en transformación digital, desde la ampliación de las tecnologías convencionales y la implementación de medidas de ciberseguridad hasta la recapacitación de la fuerza laboral y la automatización de los procesos comerciales, genere los retornos más significativos en los próximos cinco años, al pasar del 4.0 por ciento actual al 14 por ciento en 2028.
Alrededor de la mitad de las organizaciones (48 por ciento) se encuentran en la etapa de planificación o desarrollando activamente estrategias para aprovechar el potencial de las tecnologías emergentes como la informática de punta y la tan publicitada IA generativa.
Sin embargo, son las tecnologías convencionales, como los datos, el análisis y la nube a escala, las que las organizaciones creen que brindarán los beneficios empresariales más poderosos en los próximos cinco años.
Desde la perspectiva de Fernando Álvarez, Director de Estrategia y Desarrollo en Capgemini y miembro del Consejo Ejecutivo del Grupo, la economía eco-digital no se parece a nada que la haya precedido, y la sociedad ha aprovechado solo una fracción del potencial general que tienen las tecnologías convencionales como la nube, la inteligencia artificial y la automatización.
“Las organizaciones necesitarán aprovechar eficiencias enfocadas en su negocio principal, habilitadas por lo digital, para liberar inversiones que respalden su doble transición. Estamos en los comienzos de una nueva era transformadora y solo hemos tocado la superficie de cómo las tecnologías digitales pueden ayudar a acelerar la obtención de importantes beneficios económicos, ambientales y sociales”.
En un contexto, donde casi el 40 por ciento de la fuerza laboral total se dedicará a iniciativas digitales en los próximos tres a cinco años, se requerirá una transformación significativa para seguir el ritmo de los avances tecnológicos a escala en todas las industrias.
“Dado que el 64 por ciento de las organizaciones invierten en recapacitar a su fuerza laboral existente, se necesitan estructuras flexibles que permitan una rápida evolución”.
C$T-GM