¿Cómo se vería una ciudad con redes eléctricas inteligentes supervisadas por drones; infraestructura de agua y saneamiento continuamente vigiladas por pilotos digitales; transporte público autónomo con internet de las cosas; y todo controlado por inteligencia artificial capaz de analizar en segundos volúmenes masivos de información, en ecosistemas con severos controles de ciberseguridad?
Las ciudades de este tipo no deben estar restringidas a los países de altos ingresos. En la visión del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), esto no sólo es posible, sino exigible para las ciudades de América Latina y el Caribe que, a través de la transformación digital, deberán ser capaces de adoptar soluciones digitales que provean una serie de beneficios como la mejoría radical en la calidad de los servicios, la optimización en el uso de los recursos y la promoción activa de la sostenibilidad, incluyendo el aspecto de los residuos sólidos y la economía circular.
En un documento sobre la relación entre la tecnología y el desarrollo de las ciudades de la región, el BID indicó que los gobiernos enfrentan desafíos importantes que sin duda se agudizarán en próximos años, como ciudades más grandes y pobladas, con asentamientos (muchos de ellos irregulares) en crecimiento, aumento del número de vehículos automotores y crecientes vulnerabilidades frente a desastres naturales en el contexto del cambio climático.
En este panorama, “se definirán nuevas reglas de juego (para las cuales) los gobiernos deben prepararse y trabajar en temas como la movilidad en servicios integrados y sostenibles; la flexibilidad en las redes energéticas y la incorporación de nuevas energías renovables; la mejora en la eficiencia de la prestación de los servicios públicos y la anticipada gestión de los activos y recursos; la resiliencia ante desastres naturales; el cumplimiento de metas del cambio climático; y la participación de los ciudadanos”.
En ese sentido, es importante destacar que la infraestructura deberá modernizarse a través de mayor conectividad, datos, innovación y tecnologías emergentes, con adopción de herramientas digitales para superar los obstáculos que se avecinan y desbloquean nuevas capacidades en el proceso.
Las ciudades inteligentes necesitan de la integración de sensores, de redes de comunicación y análisis de datos en áreas urbanas que permitan la gestión eficiente de la energía, el transporte y los servicios públicos.
Algunos de los ejemplos que ya están en marcha o próximos a implementarse, son el uso de drones para vigilar la red de energía eléctrica, la analítica avanzada dirigida por inteligencia artificial y todo ello con altos estándares de ciberseguridad y herramientas de gobernanza ciudadana a través de aplicaciones de código abierto, que permitan al público realizar un escrutinio de todo el proceso.
La conectividad y el uso de tecnologías como el Internet de las cosas (IoT) y la inteligencia artificial en el transporte serán fundamentales para mejorar la seguridad vial, optimizar la gestión del tráfico y facilitar el transporte autónomo y compartido.
En materia de infraestructura de agua potable y saneamiento, destacan pilotos digitales para identificación y control de pérdidas de agua, a través de imágenes satelitales y analítica de datos avanzada ejecutados por inteligencia artificial con altos estándares de ciberseguridad.
También se observa en el panorama de las ciudades de la región, una implementación relativamente acelerada de sistemas de aprendizaje automático (machine learning) para desarrollar ecosistemas de mantenimiento predictivo, por ejemplo, con integración de alertas tempranas para mitigar riesgos asociados con desastres naturales, como terremotos (como la Alerta Sísmica de la Ciudad de México) o inundaciones.
Estas soluciones mejoran la seguridad de los usuarios y aumentan la capacidad de recuperación de la infraestructura frente a eventos adversos. En este sentido, “el BID impulsa la modernización para potenciar los beneficios de las inversiones que la región hace en infraestructura”, bajo el principio de que la transformación digital no se limita a la mera tecnología.
Hace falta, además de implementar o diseñar las herramientas de la tecnología, “repensar y rediseñar los procesos existentes; promover un cambio cultural que fomente la colaboración, innovación y adaptabilidad; y desarrollar capacidades del equipo humano, con entrenamiento de habilidades y competencias” para lograr una transformación digital exitosa.
C$T-GM