En una región donde prevalece la economía informal, la desigualdad social lacerante, la pobreza de diferentes tipos, la corrupción, bajos niveles de educación y calidad en salud, entre otras complejidades, es necesario que los gobiernos de América Latina superen las visiones ideológicas para avanzar hacia una auténtica cooperación en telecomunicaciones, que permita actuar en bloque y lograr de una vez que la ciudadanía alcance el pleno goce de sus derechos a través del desarrollo digital.
Al presentar la ponencia “Cooperación regional, ¿retórica o camino viable?”, dentro de la Cumbre de Telecomunicaciones 2024, organizada por 5G Américas, Adriana Labardini, presidenta de Conectadas reconoció que ésta no es una conversación fácil, “pero no podemos dejar el tema cuando estamos a seis años de que se venza el plazo para cumplir las Metas de Desarrollo Sostenible”.
Y si bien las promesas de fraternidad y generación de agendas van y vienen (la más reciente la Agenda Digital eLAC 2022-2024), es necesario preguntar qué ha funcionado y qué falta; cómo mejorar las acciones de cooperación regional.
Lo que es un hecho, es que el día en que la región de América Latina y el Caribe decida con voluntad política, de empresas, academia y de sociedad civil, actuar como bloque y negociar en conjunto con las pocas firmas proveedoras de servicios, aplicaciones, contenidos y plataformas, en lugar de hacerlo individualmente (los 33 Estados que conforman la región), se notará la diferencia.
Pero para lograrlo, “tendríamos que hablar de políticas de Estado en materias de telecomunicaciones, inclusión, espectro, alfabetización digital, acceso a redes dorsales y no de políticas partidistas basadas en ideologías que sucumben cada cuatro o seis años con una regresión tremenda, lacerante para los ciudadanos”.
“Los péndulos políticos hacen que cualquier programa y agenda digital se tiren en cada cambio de gobierno y volvamos a empezar. Por eso AL no está avanzando, por falta de voluntad para encontrar un mínimo común denominador que nos una e impulse como mercado en materia digital”.
Aunque existen mecanismos multilaterales y bilaterales que procuran la cooperación, así como organismos dedicados precisamente a eso como la OEA, CITEL, CEPAL, CELAC, la E-LAC, la UIT Américas, la COMTELCA y REGULATEL; el hecho es que en materia de cooperación regional existen más de 50 acuerdos en distintas áreas, pero en materia de telecomunicaciones sólo hay uno, lo que demuestra las dificultades para ponernos de acuerdo.
A esto se suma un grupo de retos que, según Adriana Labardini, deberían ser tomados como prioridades por los Estados, para mejorar la cooperación y sobre todo, que ésta se traduzca en la posibilidad de elevar la calidad de vida de los ciudadanos.
Entre ellos destaca la desigualdad lacerante, con las grandes brechas entre lo urbano y lo rural y el racismo que “debemos reconocerlo, está presente”. También los diferentes tipos de pobreza como la rural, urbana, indígena y la femenina; además de la corrupción presente en algunos países y la captura de algunos órganos reguladores, que no les permite desarrollar su labor de manera correcta.
A estas problemáticas se suma “la ideología que impera sobre la evidencia, hasta llegar al grado de fanatismo”; también hay niveles bajos de educación y de calidad en los servicios de salud, con crecimiento económico bajo, debido a niveles bajos de legalidad, productividad y una enorme presencia de la economía informal que frena el desarrollo.
Ante todos estos problemas locales, hace falta plantearse una agenda para el desarrollo, que ayude a llegar a consensos en temas centrales para el crecimiento de la industria de las telecomunicaciones, como el costo del espectro que debe superar las diferentes visiones que prevalecen, además de llegar a un consenso regional sobre cómo calcularlo, porque en cada país se siguen metodologías distintas y en mercados como México, es demasiado costoso.
“Hay muchas herramientas que los Estados podrían usar para incentivar la conectividad, siempre sujetando los incentivos a cobertura significativa, efectiva y continuada en el tiempo. No se vale desplegar radiobases y retirarlas a los cinco años como ha ocurrido en México”, destacó, al señalar que para que la cooperación regional funcione, se deben de elegir cuidadosamente algunas prioridades, pues “si enumeramos 50 cosas, no vamos a cumplir ninguna”.
Para ilustrarlo, ejemplificó con la Agenda Digital e-LAC 2022-2024 que tiene 31 objetivos y 10 metas. “Son tantos objetivos y metas cuantitativas solamente, que el (año) 24 ya llegó y difícilmente veo que los objetivos se puedan lograr”.
En ese sentido, convendría “generar una hoja de ruta sin cosmética , retórica ni simulación, donde se permita, por ejemplo, la conectividad comunitaria y que se realicen negociaciones regionales sobre costos de espectro”.
C$T-GM