El sistema educativo del Estado mexicano enfrenta retos significativos, desde la calidad que ofrece en la enseñanza, la cual es menor respecto a la observada en las instituciones privadas; carencias de infraestructura en muchas escuelas; la capacitación que otorga a los docentes es desigual; orienta menos recursos económicos que los recomendados por organismos multilaterales, además que los egresados de las universidades del país, no cuentan con las habilidades que exige hoy el mercado laboral.
En ese sentido, debemos recordar que una de las razones por las que las empresas extranjeras (sobre todo estadounidenses), deciden no relocalizar sus operaciones en México a pesar de la cercanía geográfica y otras ventajas estratégicas, es por la falta capital humano, debidamente capacitado en temas como diseño de software, análisis de datos y automatización, sostuvo Carolina Rivas García, directora Regional de D2L para América Latina.
“Constantemente en todas las conversaciones que tenemos con las universidades y otras instituciones con las que tenemos relación, nos mencionan tres retos fundamentales: cobertura, (que si bien ha avanzado en los últimos diez años aún no es total); segundo, diferencia de calidad entre la educación que imparte el Estado vs la que imparten las instituciones privadas; y tercero, disparidad entre como salen los jóvenes de las universidades, sus conocimientos y habilidades, contra lo que necesita el mercado (laboral) realmente”, explicó.
Acompañada de John Baker, fundador y actual director ejecutivo de D2L, plataforma de educación en línea con más de 18 millones de participantes en el mundo, Rivas García señaló que en el tiempo relativamente breve que pasó entre el confinamiento por la pandemia y el día de hoy, la educación en línea ha experimentado una verdadera transformación, pues al principio se trató sólo de educación remota que únicamente buscaba solucionar una emergencia: seguir dando clases como fuera.
Al participar en el panel “Transformando el Futuro Educativo: Aprendizaje Tecnológico para la Empleabilidad y El Desarrollo de Habilidades”, dijo que el tiempo demostró que la educación en línea es totalmente diferente y exige un diseño distinto, competencias de los maestros y de los alumnos específicas y una serie de condiciones como conectividad, cobertura y acceso a dispositivos digitales para lograr un aprendizaje significativo.
En ese sentido, las escuelas y los profesores son cada vez más conscientes de que las clases en línea exigen formatos especiales y pueden ayudar a generar las competencias específicas que el mercado laboral requiere, sobre todo en temas digitales, donde se tiene un gran déficit de profesionales en el país.
Cabe recordar que, durante su participación en la reciente conmemoración del Día del internet, la senadora Alejandra Lagunes, advirtió que en los próximos dos años, México requerirá hasta 6 millones de estudiantes egresados de carreras STEM, que además se encuentren actualizados en diversas disciplinas que hoy no imparten necesariamente las universidades.
De ahí que, a decir de Carolina Rivas, los cursos que se ofrecen en línea son una alternativa para
actualizar los conocimientos de quienes ya cuentan con un empleo y, por otro lado, ajustar las habilidades de los estudiantes a los requerimientos reales de las empresas, lo que lleva a su vez, a la necesidad de una comunicación constante entre la academia y las industrias, especialmente en el sector tecnológico.
John Baker sostuvo que México, al igual que el mundo entero, se enfrenta a una transformación digital rápida y profunda, de la que no es ajena el tema educativo y en ese proceso, la educación en línea juega un papel central, pues “el verdadero impacto de la educación se incrementa hasta 30 por ciento usando la tecnología”.
Sobre todo en un mundo tan cambiante donde los trabajadores en activo, lo mismo que muchos estudiantes, deben enfrentarse a la necesidad de una reeducación (reskilling) y a un aprendizaje nuevo (upskilling) para adaptarse a las tendencias del mercado laboral profundamente afectado por el avance de la tecnología, que exige contar con conocimientos que probablemente no se adquirieron en las aulas, aún cuando el estudiante recién haya egresado de la universidad.
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