Más allá de mencionar temas de género, los acuerdos comerciales internacionales tienen que incluir capítulos específicos que empujen a los Estados parte a tomar acciones, a partir de estudios y estadísticas realistas que muestren cómo participan las mujeres y cómo pueden los pequeños negocios aprovechar la presencia femenina para su crecimiento y consolidación, aseguró Amrita Bahri, directora adjunta del Centro de Derecho Económico Internacional del ITAM.
“Actualmente hay una profunda desconexión entre las políticas públicas internas de muchos países y los tratados internacionales que firman en materia comercial”, advirtió la especialista al participar en el Conversatorio Integrad@s: “Oportunidades para las mujeres en el comercio internacional, la experiencia de Asia-Pacífico y América Latina”, organizado por el Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID-Intal).
Esto se debe a que muchas veces, los negociadores se presentan a dialogar, sin llevar consigo la información en detalle sobre la relevancia de las mujeres en sus propias economías y su presencia en las compañías globales que operan en sus mercados.
En consecuencia, los documentos que se firman suelen repetir las líneas generales de equidad de género que se mencionan en documentos internacionales, pero no reflejan lo que pasa en cada una de las economías.
En ese sentido, conviene incluir en las negociaciones estudios más especializados sobre la participación femenina en segmentos específicos de las economías, por ejemplo, del sector servicios, donde las mujeres son una gran mayoría en América Latina y, especialmente, en las pequeñas y medianas empresas, donde su participación es fundamental para el crecimiento de los negocios. “Más allá de mencionar el tema, los acuerdos deben incluir capítulos específicos para cerrar la brecha de género”.
En el mismo foro, Dorotea López Giral, del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, advirtió que el gran tema para América Latina y los países en desarrollo en general es cómo incluir a las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Mipymes) en los acuerdos comerciales internacionales y cómo asegurar que la participación de las mujeres en este gran segmento de la economía, se refleje en mejores condiciones de vida.
Recordó que a nivel regional, las Mipymes son la base de la economía y las mujeres forman la base de este tipo de empresas; incluso, en grandes firmas globales que operan en América Latina, ellas también constituyen mayoría.
De manera que cualquier estrategia que los gobiernos pretendan echar a andar para apoyar a sus pequeñas empresas y que puedan aprovechar las ventajas de sus acuerdos comerciales internacionales, tiene que pasar necesariamente por apoyar a las mujeres.
Sin embargo, reconoció que para ello hacen falta políticas públicas de Estado de largo plazo y eso no necesariamente es fácil en los países de América Latina, que “suelen responder al cortoplacismo electoral y no a la intención de emprender políticas de largo aliento”.
Respecto a la brecha de género en las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) que se observan en América Latina, Ignacio Sánchez González, catedrático de la Universidad de Chile, consideró que hacen falta esquemas de gobernanza donde participen el Estado, la iniciativa privada, la academia y los especialistas en el ramo.
Para nadie es un misterio que el acceso a las TIC es fundamental para el desarrollo y especialmente en el caso de las mujeres, es indispensable garantizarles conectividad y acceso a las tecnologías, porque con ello se pueden crear empresas femeninas o bien apoyar a aquellas compañías que incluyan a más mujeres en sus equipos.
Sin embargo, el acceso a estas tecnologías a veces no es fácil por temas de falta de infraestructura que deriva en falta de conectividad o incluso, en ocasiones se cruzan temas políticos que dificultan el despliegue y acceso de la población a tecnologías como 5G, que promete potenciar de manera muy importante el comercio.
C$T-GM