Es clara la necesidad de entrarle en serio al e-gobierno.
Incertidumbre, esperas eternas, ventanillas equivocadas y copias innecesarias son algunos de los padecimientos que enfrentamos los ciudadanos cuando de realizar trámites de gobierno se trata, y a los cuales debemos añadir la corrupción, un fenómeno que en 2017 le costó en promedio a cada mexicano la dolorosa cantidad de dos mil 273 pesos.
En el país, señalan los especialistas del IMCO, la relación con el gobierno es lenta e ineficiente porque en gran medida se sigue basado en el uso de papel, una práctica que, entre otras cosas, incentiva la interacción cara a cara de un ciudadano con un servidor público y abre las puertas a la corrupción.
En este contexto es clara la necesidad de entrarle, pero en serio, al gobierno digital, ese en donde el papel deja de ser el pretexto ideal para que un servidor público pida “para su refresco”, o bien sea un aliado involuntario de autoridades que quieren evadir auditorías para ocultar posibles casos de corrupción.
Si bien el tema es complejo, depende de un largo camino de implementación y de concientización, la ventana de oportunidad más inmediata es que aún no conocemos caso alguno en el que se haya podido sobornar a una computadora.
C$T-GM