La Norma Oficial Mexicana que regula la contaminación electromagnética a la que están expuestos los trabajadores en las empresas, data de 1993 y no ha sido actualizada desde entonces. En tanto, el número de aparatos inalámbricos, que podrían generar este tipo de contaminación, está creciendo exponencialmente y cualquier nueva tecnología la va a seguir incrementando.
Así lo señaló Jorge Barrera, director asociado de Tes América, empresa especializada en la medición de la llamada radiación no ionizante, responsable de la contaminación electromagnética que generan, por un lado, los aparatos de telecomunicaciones inalámbricos y, por otro, la generación y transmisión de energía eléctrica tanto doméstica como industrial.
En conferencia de prensa virtual, el especialista aseguró que en América Latina, Argentina es pionera en este tipo de regulación, en tanto que Colombia presenta la siguiente regulación más estricta, mientras que la Organización de Estados Americanos (OEA), ha adoptado algunos estándares bastante eficientes, pero México sigue atrasado.
“La Norma Oficial Mexicana que regula los límites de este tipo de contaminación en las empresas está muy atrasada. Es la NOM-013-STPS-1993 y por supuesto no responde a los parámetros actuales, porque en la época en que se promulgó, prácticamente no existían la mayoría de los aparatos hoy conectados y tiene parámetros totalmente obsoletos”, explicó.
Además, insistió en que tecnologías como 5G, que permiten la conexión de hasta un millón de aparatos por kilómetro cuadrado, son potencialmente más peligrosos que su antecesora 4G, porque cuantos más aparatos se conecten, más riesgos se presentan ante la radiación no ionizante que se produce con los aparatos que funcionan con conexiones inalámbricas y la cual puede causar calentamiento de los tejidos y alteraciones nerviosas.
A ello debe de sumarse que, en el ámbito doméstico, es decir, en las casas de las personas, se presenta un fenómeno también riesgoso: “en América Latina nos gusta inventar cosas. Por ejemplo, tenemos el router en la sala, pero como queremos tener ultraHD en la habitación colocamos un rompemuros (lo cual es contrario a la regulación) y con ello incrementamos tremendamente la radiación”.
Esto es una mala práctica que por desgracia incrementa el riesgo debido a nuestra propia falta de conciencia, y es hasta más severo que el daño potencial de la tecnología 5G, sumada al Internet de las Cosas o hasta el WiFi 6 o 7, que están entrando poco a poco a los hogares.
En ese sentido, Jorge Barrera señaló que es urgente actualizar la legislación en materia de protección a los empleados de las industrias, porque la NOM actual es totalmente obsoleta.
Además, en el ámbito doméstico, es importante que las personas estén debidamente informadas sobre los daños que puede causar la exposición a la radiación no ionizante (que hasta ahora no cuenta con evidencia científica de que pueda ser cancerígena) y por lo tanto las medidas que puede adoptar para reducir los riesgos.
Idealmente, entre menos expuestos estén las personas a las fuentes de contaminación electromagnética, es decir, todos los aparatos conectados de forma inalámbrica y fuentes de energía eléctrica altas como transformadores, cables de alta tensión, etcétera, es mejor para la salud.
Por fortuna, hoy existen aparatos para medir este tipo de contaminantes en espacios que van desde un departamento o una casa, hasta un edificio, un conjunto habitacional, hospitales, una colonia o municipio, que pueden generar mediciones numéricas concretas de a cuánta radiación no ionizante se está expuesto y tomar las medidas conducentes.
También existe tecnología para disminuir estos riesgos que ya es más accesible y por lo tanto, lo importante es hacer las mediciones concretas y contar con información confiable, para saber qué esperar en materia de salud y cómo solucionar adecuadamente el problema.
Por ahora en México, Tes América ha entregado certificados de bajo riesgo a localidades como los municipios de Valle de Bravo y Huasca de Ocampo, así como a algunos fraccionamientos en la Ciudad de México y algunos edificios en otras localidades.
Recientemente, se realizó una medición en un Hospital en Tijuana, Baja California, que resultó con límites muy bajos a pesar de contar con equipos médicos de alta tecnología, si bien las medidas de control de la contaminación electromagnética son muy buenas.
C$T-GM