Cuando una empresa de mensajería instantánea se cae, ninguna autoridad interviene y si alguna plataforma de streaming decide cambiar las condiciones del contrato que sus usuarios firmaron, tampoco sucede mucho. Estos son sólo dos ejemplos de cómo la mínima regulación que tienen las plataformas digitales afecta a los usuarios y deja en desventaja competitiva a los actores tradicionales de la radiodifusión y las telecomunicaciones.
“El desnivel de regulación es exagerado, no se puede seguir pensando que si regulamos estas plataformas no habrá innovación, creo que lo que se debe hacer es una cancha nivelada donde todos participemos con las mismas reglas y que también esa regulación que apliquen las entidades correspondientes, sea una regulación inteligente”, dijo Maryleana Méndez, secretaria general de ASIET.
Al participar en el foro Diálogos sobre la Transformación Digital en México, la especialista expuso que aunque el ecosistema digital es interdependiente entre sí, no se puede pretender que siga funcionando a favor de unos y en contra de otros, pues habría que preguntarse qué pasaría si los actores regulados no pueden continuar dando sus servicios por cuestiones de sostenibilidad.
“El tema de regulación versus innovación hay que ponerlo en su justa dimensión porque hay muchos actores de esta cadena de valor que han seguido innovando a pesar de estar fuertemente regulados; sin embargo, el esfuerzo que debe aplicarse para generar nuevos productos y generar sostenibilidad a toda esa cadena es mucho mayor que si la regulación fuera menor”.
Refirió cómo en América Latina algunas autoridades han tomado cartas en el asunto, por ejemplo Chile, que en marzo pasado empezó a estudiar la compartición de cuentas de Netflix, pues el usuario aceptó un contrato con ciertas características para sus cuentas y la plataforma decidió iniciar un plan piloto en tres países de la región limitando esta posibilidad, algo que ningún actor regulado puede hacer.
“En servicios de mensajería, vemos que se caen y los usuarios pierden conectividad, pierden en sus negocios porque muchos funcionan con esas plataformas y ninguna autoridad interviene al respecto, mientras que si los actores tradicionales tienen un corte de fibra, por ejemplo, que les interrumpe el servicio, hay incluso algunos países donde esto no se considera fuerza mayor”.
En el encuentro organizado por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), Gonzalo Martínez Pous, director general jurídico regulatorio en Televisa y vicepresidente jurídico de la Canieti, sostuvo que en el momento digital que hoy se vive en el mundo, cuando se habla de regulación, también se debe entender que esto implica realizar un ejercicio de desregulación.
“Actualmente, y derivado de unas cuestiones que en su momento fueron muy válidas de la reforma de 2013, el sector radiodifusión está particularmente sobre regulado en México, no tiene comparación en casi ningún lugar del mundo en cuanto a los impuestos que se pagan, de protección a las audiencias, que habrá algunos casos que tendrán que revisarse, por ejemplo, pero hay valores que son superiores como la protección a los menores, etcétera”.
Para el ejecutivo, es claro que si los concesionarios de radio y televisión compiten con las plataformas digitales por la misma audiencia, no puede seguir existiendo esta “diferencia tan gigantesca” de obligaciones regulatorias.
“Hablamos de la parte fiscal, de vigilancia y regulación a las audiencias que cada vez es mayor para la televisión de paga y abierta, pero la otra que también es muy relevante es la que tiene que ver con la publicidad, nosotros estamos muy regulados en las dos plataformas y prácticamente en las OTTs es libre”.
En este contexto, consideró oportuno realizar una revisión que se puede empezar por identificar cuáles son los elementos básicos que sí tienen que estar regulados en cualquier sentido, observar las obligaciones más relevantes en todas las plataformas y derivado de su propia naturaleza eliminar las que sean necesarias.
“Yo pensaría que es ahí donde se deben tender los esfuerzos pero me imagino que será toda una labor de consultas, análisis por parte del IFT, de ver mejores prácticas internacionales”.
En el mismo sentido se pronunció Karen Sánchez Abbott, vicepresidenta Radio de Grupo Siete, ya que desde su perspectiva, es necesario evaluar la regulación que debe tener el entorno digital y revisar la sobrerregulación que existe en la radiodifusión mexicana que pone a la industria en una clara desventaja competitiva.
“Hoy, la industria de la radio y la televisión paga una contraprestación que es sumamente elevada y que incluso ha llevado a algunos radiodifusores a pensar o incluso a regresar las concesiones al Estado porque el monto termina siendo básicamente lo que valdría el negocio en el tiempo”.
Al tratarse de servicios de interés público, explicó, la industria de la radio y la televisión requieren que el Estado observe la excesiva regulación de la que es objeto, a lo que se suman los efectos generados por la reforma electoral de 2009 que impide que los partidos políticos compren publicidad en estos medios de comunicación, pero que sí permite hacerlo en plataformas digitales.
“Esto nos pone en desventaja competitiva sin duda y si a esto agregamos que existen muchas emisoras piratas que no sólo operan sin tener una concesión asignada, sino que incluso comercializan, se agrega otra desventaja importante”.
Por su parte, Sonia Agnese, analista senior de Telecomunicaciones y Medios de Omdia Latinoamérica, expuso que cuando se hace un análisis en el contexto actual se requieren múltiples decisiones regulatorias.
“Por un lado, es imprescindible pensar en la desregulación de muchos servicios que hoy se tienen y que son regulaciones que estaban pensadas para el pasado. Preocupa mucho por ejemplo que haya licenciatarios que devuelven sus licencias porque no pueden pagar los costos, eso implica obviamente trabajo, desarrollo local y acervo cultural, que es tan importante”.
El hecho de que haya empresas del sector radiodifusión que estén pensando o incluso ya regresando sus concesiones, es una señal de alarma que exige repensar el modelo, lo que por un lado tiene que ir hacia la eliminación de ciertas regulaciones que han quedado obsoletas y por otro, emparejar la cancha con algunas nuevas reglas.
“En Europa se está pensando cómo estas plataformas pueden colaborar con las industrias locales, con contenido local. Todavía es algo reciente pero estamos viendo cómo ha habido un cambio, por ejemplo, el hecho de que Netflix haya ganado un Óscar con la película Roma es algo relevante que ha llevado al cine mexicano a un punto de máxima importancia, me parece que hay que trabajar de la mano con estas plataformas”.
Un tema que hoy está en discusión en el mundo es cómo estas plataformas, más allá de los temas culturales, pueden colaborar con redes e infraestructura en regiones como América Latina, que está particularmente atrasada respecto a lo que se requiere para caminar hacia la transformación digital.
“Se han visto casos como el de Corea o Europa, con algunos estudios que se han presentado en Estados Unidos, donde los reguladores plantean cómo estas plataformas pueden colaborar con un tributo, con desarrollo de infraestructura, con pagos a los operadores por el tráfico que cursan, me parece que es un debate que se debe traer para asegurar que se tengan las infraestructuras necesarias para el desarrollo de los países”.
C$T-GM