Hacer entender a todos los actores que participan en el sector gobierno y a la clase política, el potencial social y económico que trae consigo la evolución tecnológica, la conectividad y la digitalización, es una tarea que deben realizar los órganos reguladores convirtiéndose así en el “lobista” que explica cómo y por qué se deben colocar las piezas que permitan a los países de América Latina ser parte activa del futuro digital.
“El trabajo entre la industria y el regulador es esencial, y el regulador a nivel del gobierno se tiene que transformar en nuestro lobista porque el regulador, el ministerio de comunicaciones o la secretaría, el nombre que tenga, entiende el sector y tiene que explicar a los otros actores del gobierno de qué forma pueden aprovechar para digitalizarse, para apropiarse de todo esto y explicárselo también a los políticos y a los congresistas”, dijo Celedonio Von Wuthenau, director de Relaciones con Gobierno para América Latina de Nokia.
De cara a un futuro cada vez más digital que estará marcado por el potencial de la Quinta Generación (5G), que hacia el año 2030 generará un impacto económico superior a los 3.3 billones de dólares en América Latina, los gobiernos tienen grandes desafíos y para enfrentarlos deben tener una visión muy clara de lo que significa el nuevo escenario tecnológico.
“El gran desafío que tienen los gobiernos y con eso también los reguladores, es que a los gobiernos les encanta regular y controlar todo. El problema es que la innovación tecnológica es como el agua, se va entre las manos, no la puedes frenar, y está trayendo oportunidades que realmente hay que aprovechar”.
Al participar en el del Coloquio UIT de Políticas y Economía IPEC-22, Diálogo Económico Regional, dijo, que Nokia identifica diversas acciones que tienen que llevarse adelante para ir generando el escenario que permita después ir creciendo como país y como sociedad.
“Por un lado, y enfocados en el concepto de la 5G, que es el trampolín para la transformación digital en un sentido muy amplio donde todos pueden colaborar en este proceso, lo que necesitamos es una política de espectro clara, donde identifiquemos las bandas bajas, medias y altas que vamos a ir utilizando y de forma tal que los distintos actores que vayan aprovechando eso se preparen con tiempo”.
Poner a disposición del mercado el espectro necesario y a un ritmo que pueda acompañar la evolución tecnológica, es crucial para las sociedades, pero es fundamental que este recurso tenga precios accesibles para la industria.
“El espectro es un recurso escaso, todos lo queremos y todos lo estamos usando, de alguna forma tenemos que buscar la compartición para tener el mayor beneficio posible de ese espectro”.
Sin embargo, tener a disposición espectro radioeléctrico no es suficiente, pues se requieren políticas públicas que incentiven el despliegue de infraestructura, una tarea que tiene que ser fácil y simple, porque no solo se trata de colocar sitios, sino también fibra óptica.
“Es muy importante esa política de facilitación de despliegue de infraestructura, significa lidiar con estados, municipios y distintos grupos de presión que quieren tener el servicio pero que piensan que el servicio llega por un milagro, junto con todo esto está la compartición de la infraestructura porque no vamos a tratar de crear miles de infraestructuras en un mismo espacio, tenemos que trabajar de forma tal que podamos apalancarnos unos con otros”.
Por su parte, Elizabeth Peña Jauregui, directora de relaciones gubernamentales e industriales para América Latina Norte de Ericsson, refirió que hacia el año 2030 se estima que las redes 5G alcanzarán una estabilidad y una implementación que permitirán ser el “endorsement” para nuevas tecnologías, y a partir de ese año se estará observando la llegada del 6G, lo que sin duda representará un nuevo escenario.
“Ante ello, los entes reguladores que construyen las políticas públicas a largo plazo, deben observar que el periodo de implementación de una política pública también toma 10 años, y eso exige realizar una adecuada programación, planeación y administración del espectro… las nuevas tecnologías requerirán mayor cantidad de este recurso y mayor compromiso del regulador para hacer una asignación competitiva y equitativa para todos los jugadores”.
Para Javier Lizárraga, vicepresidente de redes de Samsung Latinoamérica, el avance tecnológico no es solamente una evolución en términos de generación tecnológica que va de 2G, a 3G, 4G y 5G, incluso 6G hacia el 2030 cuando se estima que habrá 500 mil millones de conexiones porque se estará conectando todo con todo.
Un nuevo escenario tecnológico implica trabajar a tiempo para generar las condiciones necesarias para incentivar la innovación, atraer mayores inversiones, impulsar la competitividad y elevar la inclusión.
“Mientras más tecnologías vengan, se genera más desigualdad tal como lo vimos en la pandemia cuando un niño que estaba en la ciudad estaba teniendo sus clases a través de internet, y el niño que en una zona rural no pudo hacerlo, ¿cómo van a competir estas personas en un futuro?”.
En opinión de César Funes, vicepresidente de Relaciones Institucionales para Latinoamérica y el Caribe, Huawei, es fundamental seguir impulsando todo tipo de acciones que permitan construir más infraestructura digital con base en dos principales factores: conectividad de banda ancha y sistemas de almacenamiento y procesamiento de datos.
“Para la próxima década prevemos un crecimiento exponencial en el tráfico de datos en las redes, y para poder sostener y aprovechar lo que se está generando, porque no basta con que se transporten los datos y que se queden en algún lugar, sino que se procesen y sucedan cosas apoyándose en IA y otras tecnologías, se requiere infraestructura digital que sea cada vez más robusta”.
Desde la perspectiva de Salma Jalife, presidenta de Centro México Digital, la variedad de tecnologías emergentes es tan inmensa que pone enfrente retos muy importantes para los reguladores que van más allá del sector telecomunicaciones y el de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC).
“Estamos evolucionando hacia una economía de datos y por eso lo que debemos vigilar son aspectos de innovación, propiedad intelectual, competencia de mercados laborales, privacidad y seguridad de datos personales y de los consumidores, se abre entonces un panorama mucho más extenso del que hoy se tiene en el sector telecomunicaciones”.
Por ello, es que en su opinión, los órganos reguladores tienen que adaptarse a un nuevo escenario y experimentar con las áreas de ciencia y tecnología, con el sector privado, para crear las capacidades y habilidades digitales que se requieren para los trabajos del futuro, “el gobierno debe estar atento para establecer políticas públicas que consoliden las necesidades que genera el entorno digital”.
Héctor Marin, director Senior, Política y Asuntos Regulatorios de Qualcomm, comentó que uno de los grandes retos es cómo empatar la regulación que se tiene en la actualidad, tanto a nivel local como regional y mundial, con el avance tecnológico que va desde la primera generación móvil.
“Hoy tenemos grandes velocidades y latencias muy bajas que permiten incorporar nuevos servicios que hoy no están regulados, entonces una parte de los retos que vemos es cómo adaptar esta regulación a los nuevos servicios y aplicaciones que se van dando”.
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