Dispersión poblacional complica provisión de conectividad.
Carencia de habilidades digitales, limitada capacidad económica entre una proporción importante de la población para adquirir equipos de tecnología reciente, así como una compleja geografía y una gran dispersión de los habitantes, son algunos de los factores que complican la provisión de conectividad, servicio que en los dos primeros años de la reforma constitucional logró tasas de crecimiento hasta de 40 por ciento, para caer este año a sólo 7.3 por ciento, pese a la gran brecha digital que aún hay por superar.
«Agilizar y eliminar los gravámenes excesivos para tramitar permisos para el establecimiento de torres, reducir el costo para explotar las frecuencias del espectro radioeléctrico y realizar programas de cobertura específicos con inversión público-privada, son ejemplos claros de acciones que pueden promoverse desde el gobierno para alcanzar la conectividad universal, aseguró Carlos Hernández, especialista de The Competitive Intelligence Unit (CIU).
Para el especialista, la fuerte desaceleración observada en la adopción de Banda Ancha Móvil (BAM) en México y su desafío de otorgarla en forma universal, es atribuible a diversos factores: carencia habilidades digitales, la limitada capacidad económica para hacerse de equipos y servicios, y la falta de disponibilidad del servicio en el segmento de la población aún no usuaria.
En opinión del experto aunque debe reconocerse que el despliegue de infraestructura ha sido un proceso gradual que ha tomado varios años en diversos países del mundo, en México la compleja geografía y la gran dispersión poblacional ha hecho especialmente difícil la provisión no solo de servicios de conectividad, sino de otros de carácter básico como el agua potable, la electricidad y en la actualidad las telecomunicaciones.
Esto se debe a que todos estos servicios requieren el ejercicio de fuertes sumas de recursos de capital para el despliegue de infraestructura y que, para que se asegure un retorno de inversión, se requiere de cierta masa crítica para su operación.
Tal como se encuentra actualmente dispersa la población en México, es otro de los factores que han jugado en contra de ofrecer conectividad universal, pues 48 por ciento de los habitantes en el país reside en localidades de más 100 mil habitantes, mientras que 29 por ciento está en poblaciones de entre 2 mil 500 y 100 mil personas, la parte restante, 23 por ciento, casi una cuarta parte de los mexicanos, viven en localidades con menos de 2 mil 500 habitantes.
«Ello explica por qué la trayectoria de crecimiento de accesos al servicio de BAM registra una tendencia positiva pero descendente, ya que durante 2014 y 2015 la tasa de crecimiento anual promedio fue de 40 por ciento, pero entre 2016 y 2017 promedió 17.3 por ciento. Durante la primera mitad de 2018, el incremento de los accesos tan sólo ascendió a 7.3 por ciento anual, es decir, menos de una quinta parte de la observada en 2014-2015».
Datos del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) muestran que al segundo trimestre del 2018 se contabilizan 82.7 millones de accesos a BAM, con lo cual la penetración de este servicio sólo alcanza a dos terceras partes de la población, teniendo una gran dinamismo de adopción en cinco años, cuando se sumaron más de 50 millones de nuevos accesos; sin embargo, en la primera mitad de este año se observa un fuerte descenso.
C$T-EVP