La inyección de capital de más de 160 millones de dólares que recibió Altán Redes, estaría alcanzando para operar, en el mejor de los casos, hasta 2024; con lo cual, la empresa creada en el sexenio de Enrique Peña Nieto y rescatada por Andrés Manuel López Obrador, se heredará a la nueva administración con un proyecto de Red Compartida inconcluso que genera poca certidumbre a sus actuales y potenciales clientes.
El 2016 fue el año en el que el gobierno del entonces presidente de la República, Enrique Peña Nieto, puso manos a la obra en el ambicioso proyecto que quedó plasmado en la Constitución tras la reforma en materia de telecomunicaciones y radiodifusión, y que se presumió como único en el mundo.
Tras ganar la licitación internacional del proyecto, Altán Redes firmó en 2017 el contrato de Asociación Público-Privada que involucró una inversión de 7 mil millones de dólares y logró el cierre financiero inicial del proyecto con el que garantizaba el despliegue de la Red Compartida para cumplir con el arranque formal de operaciones.
El desarrollo de la Red Compartida se calendarizó con detalle: El despliegue de cobertura tendría hitos que debían ir cubriendo a la población mexicana de manera incremental hasta alcanzar 92.2 por ciento en enero de 2024.
Sin embargo, en julio de 2021 y tras un ajuste en las metas originales de los criterios de cobertura de la Red Compartida, Altán Redes solicitó lo inesperado: el inicio de un concurso mercantil.
Un año después y tras argumentar impedimentos materiales y económicos, obtuvo una prórroga por parte del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) para cumplir con el último hito de cobertura hasta el 2028; con lo cual, la responsabilidad de vigilar la materialización de ese compromiso estará ya en manos de una futura nueva administración federal.
Así, en junio de 2022 se concretó la firma de un acuerdo de financiamiento que le permitirá a Altán Redes acceder a un crédito por 388.1 millones de dólares, de los cuales 161 millones de dólares son aportados por la banca de desarrollo, dejando con ello al Estado mexicano como socio mayoritario.
“Cuando se hablaba de la inversión inicial de 160 millones de dólares, varios operadores comentaban que eso le alcanzaría para operar sólo un año, y suponiendo que hubiera una excelente gestión consiguiendo precios de operación muy bajos, alcanzaría para dos años, es decir, hacia el cierre de 2024 porque el objetivo de la actual administración es terminar con una empresa que bien o mal esté funcionando”, comenta Erick de la Cruz Rojas, gerente de Análisis de Select.
La extensión en el plan de cobertura de la Red Compartida coloca más preguntas que respuestas sobre un proyecto que dejó una administración federal con la expectativa de que su sucesor desarrollara y tuviera el máximo potencial del proyecto hacia el 2025, de cara a un futuro marcado por el auge de 5G.
“Habrá que ver qué pasa hacia el 2024, porque finalmente es una herencia del sexenio anterior, que bien o mal, la tomó la actual administración porque recordemos que no era un proyecto bien visto, de hecho creó una nueva empresa del Estado, CFE Telecomunicaciones e Internet para Todos”, indica De la Cruz.
Es así como el proyecto de conectividad más ambicioso de México terminará siendo heredado, una vez más, a un nuevo gobierno que tendrá su propia visión, ruta y estrategia en materia digital.
“A fin de cumplir los objetivos de cobertura primarios, se fue a ciudades donde ya existía cobertura, de inicio entonces no fue atractivo para los operadores como Telcel o AT&T, pero sí lo fue como modelo de negocio para los OMVs porque les permitió acceder a menores precios comparados con los de un operador móvil, lo que en buena medida permitió que el segmento de esos OMVs empezara a despegar en México”.
Desde el inicio, recordó el analista, el modelo de negocio de Altán Redes se vislumbraba poco viable en materia de rentabilidad; incluso, había quienes en el mercado pronosticaban una quiebra a sólo dos años del inicio de su operación.
Hoy, la situación financiera de Altán Redes la hace poco atractiva para el mercado, incluso para el segmento de los Operadores Móviles Virtuales (OMVs) que tienen una fuerte presencia en su cartera de clientes, lo que sigue manteniendo un alto nivel de incertidumbre sobre la rentabilidad y eficiencia de su operación.
“Pensando en la situación financiera de Altán Redes y que está prácticamente con respirador artificial, es entendible que los clientes tengan más cautela, que no sepan si el dinero que se le está inyectando va a alcanzar para seguir operando durante 10 años. Por eso es que los operadores estarían buscando irse con una infraestructura que tenga respaldo, que está funcionando”.
C$T-GM