El Congreso de la Unión tiene la obligación de ver cómo contribuye a que el mayor número de personas en el país tengan conectividad a internet y que con ello se eliminen las brechas que mantienen a más de 30 millones de personas sin acceso a una tecnología que puede mejorar su vida en muchos aspectos, incluyendo un ámbito tan sensible como el de la salud, sostuvo el diputado Javier López Casarín, presidente de la Comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Cámara Baja.
Durante la conmemoración del Día Mundial de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información, el legislador del Partido Verde dijo que si bien no existe ninguna tecnología en el mundo que no esté en marcha en algún grado en México, es verdad que persiste una brecha digital en el país.
Es así que desde su perspectiva, es importante ver a la ciencia y a la tecnología no como un gasto, sino como una inversión y como tal, hay que darle su tiempo para que madure y rinda sus frutos; “no podemos esperar a que de inmediato una inversión de este tipo trabaje a toda su capacidad y cambie las vidas de las personas de un día para otro”.
Por el contrario, dijo, se tienen que ver los adelantos en su justa dimensión, sin escuchar argumentos absurdos, como muchos de los que se han señalado recientemente sobre la inteligencia artificial y recordar que, desde el Poder Legislativo, se debe pugnar porque la inversión se aplique de manera correcta y con objetivos claros de visión a futuro, especialmente en materia de inclusión digital, para que ninguna persona se quede atrás.
Entre los retos más significativos que se enfrentan en los temas de salud, destaca señaladamente la seguridad de los datos personales y de los datos sensibles que implica el expediente médico.
Por ejemplo, explicó que el expediente médico electrónico es fundamental para mejorar la atención médica, pero se debe definir el alcance de este documento en aspectos como si contiene o no datos biométricos de la persona y su ADN o identificación genómica, porque a partir de ahí se deben diseñar los elementos de seguridad más o menos ambiciosos.
Por otra parte, es importante definir qué queremos realmente de la tecnología en el sistema de salud, pues si sólo se limita a registrar las visitas de las personas al médico, se convertirá en un sistema de tratamiento de enfermedades, mientras en Singapur, por ejemplo, está en marcha un proyecto para medir la salud de la población en forma preventiva a través del uso de la tecnología.
Explicó que las autoridades invirtieron en un número significativo de relojes inteligentes que entregaron a un grupo de ciudadanos para medir sus signos vitales y esa información se está cargando en una gran base de datos a través de conexión vía internet, para conformar con ello un gran archivo que sirva para generar políticas públicas de carácter preventivo en el sector salud, en lugar de simplemente registrar cuándo va una persona al médico y por qué razón.
Este tipo de usos, dijo, son los que se deben tener en cuenta para saber cómo invertir en los próximos años los recursos para que la tecnología se convierta en beneficios de salud pública.
A su vez, el diputado Emanuel Reyes, presidente de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, señaló que si bien es indispensable aplicar los avances tecnológicos a la medicina en general y al sector salud en particular, no son pocos los retos que se enfrentan para un uso responsable de la información y la aplicación de recursos tecnológicos que permitan mejorar su eficiencia.
Como todos los demás, este tema también pasa por el presupuesto que se pueda asignar al desarrollo de tecnologías dirigidas a la salud, pero también por el tema legislativo. Dijo que están presentadas ya varias modificaciones a la Ley General de Salud, que ayudarán a darle cabida a mejoras al sistema a través de la tecnología, pero todavía no se han aprobado y por lo tanto aún no forman parte de la Ley en sí.
Dijo que las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) pueden significar muchos beneficios para la salud de la población en conjunto, pues pueden ser accesibles y escalables, si bien se debe cuidar especialmente la seguridad de los datos de las personas, mientras se aplican acciones como la teleconsulta, la receta electrónica y, desde luego, el expediente médico electrónico.
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