En el reto de llevar conectividad a la población situada en las regiones más apartadas de México y localidades con menos de 250 habitantes, la participación de pequeños operadores o cableros locales, ha sido crucial para llevar a cabo esta tarea, aseguró Lourdes Coss Hernández, directora General del Organismo Promotor de Inversiones en Telecomunicaciones (Promtel).
“Llevar conectividad a esas localidades no ha sido fácil pues la orografía, los usos y costumbres e incluso los mismos municipios llegan a imponer barreras importantes para el despliegue de redes”, explicó la directiva al participar en el foro “Alternativas para Potenciar Cobertura de Servicios Digitales en México, organizado por el IFT.
Los desarrolladores locales son empresas que llevan servicios como televisión de paga y de internet que al estar sumamente arraigados en cada estado, conocen perfectamente los problemas que hay que superar en el despliegue de conectividad a lugares lejanos; sin embargo, como es típico, estas organizaciones suelen enfrentar problemas de financiamiento.
“Para llegar a muchas localidades hemos estado trabajando con Pequeñas y Medianas Empresas (de telecomunicaciones) de algunos estados del país que quieren llevar conectividad y servicios de internet, tienen un proyecto estructurado, pero que su principal barrera es el financiamiento”, precisó la funcionaria.
Dada la misión de Promtel de promover las inversiones en telecomunicaciones, se busca acercar estas Pymes al financiamiento de la banca de desarrollo, o mediante el Fondo de Capitalización e Inversión del Sector Rural (FOCIR) que busca dar salida a proyectos regionales relacionados con pequeñas empresas.
Al centrar su operación en poblaciones donde sus residentes se encuentran sumamente dispersos y usuarios con escasas habilidades para el mundo digital, las pequeños cableros se enfrentan a proyectos de elevados costos, no sólo por la orografía y la distancia de los lugares, sino por la necesidad de crear una demanda rentable.
Es en este punto donde la academia resulta de gran ayuda pues con instituciones como el ITAM, el Instituto Politécnico Nacional, y con la UNAM se puede trabajar para formar usuarios que encuentren en los servicios digitales recién habilitados, un mejoramiento y bienestar para sus actividades cotidianas.
Un beneficio poco observado también, es la apropiación del conocimiento que llevan estos operadores a sus estados, pues en el despliegue de redes, están obligados a formar capital humano que más tarde ofrezcan servicios de mantenimiento y apoyen en el crecimiento de la conectividad.
Los proyectos de despliegue de fibra óptica, microondas algunos con una mezcla de ambas tecnologías o incluso de Pymes que aprovechan la infraestructura de la Red Compartida, hoy ya se ha registrado en al menos 14 entidades federativas del país, aunque también hay casos de cableros que operan sus proyectos con recursos propios.

Citó como ejemplo el caso de Campeche donde los desarrolladores locales con apoyos de FOCIR (10 millones de pesos), han logrado el despliegue de 325 kilómetros de fibra óptica, que ha brindado servicios de conectividad a unas 38 localidades del estado, con un beneficio adicional como es el servicio de internet gratuito para las clínicas rurales de diferentes municipios.
“Llevar cobertura a este tipo de zonas, es un tema muy complejo no sólo por la inversión que hay que ejercer, obtener permisos, y porque muchas veces es necesario convencer antes a la población de los beneficios que les traerá la conectividad; se trata de un trabajo arduo donde es necesario apalancarse con las empresas locales”, explicó
Durante se intervención en el panel «Estrategias y Políticas para incrementar la Conectividad», detalló que la cobertura de conectividad en el país, hoy está dividida en cuatro bloques principalmente: el primero se trata de una cobertura poblacional del 70 por ciento, atendida por los operadores tradicionales, en las áreas de mayor rentabilidad del país.
Como segundo bloque está la Red Compartida que busca alcanzar al 92.2 por ciento de la población (85 por ciento en el lado comercial y 7.2 por ciento hacia un despliegue social en zonas de alto índice de marginación) y que a la fecha reporta cobertura para 72.9 millones de personas que habitan en más de 80 mil localidades del país.
Un tercer bloque de cobertura que es la oferta que prestan los desarrolladores o cableros locales que con un portafolio de soluciones acordes a la región que atienden, hoy se han convertido en piezas clave en algunas zonas del país.
Existe un cuarto bloque de cobertura para el 7.8 por ciento de la población, la cual es liderada por CFE Telecomunicaciones e Internet para Todos, la paraestatal responsable de ofrecer una cobertura absolutamente social en las regiones donde la Red Compartida no llegará o a lugares “donde nadie irá”, por tratarse de núcleos pequeños de 50, 100 o 250 personas.
Los esfuerzos por llevar conectividad a los desconectados «no ha sido fácil» pues se enfrentan temas de usos y costumbres, creencias sobre problemas de radiación de las torres, inseguridad en algunas localidades que comprometen al personal que realiza el despliegue de infraestructura, por lo que debe entenderse que en la tarea de «tratar de conectar, pero conectar bien, es necesario involucrarse todos»
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