A pesar de los avances en materia de conectividad que se han registrado en países como Brasil y Colombia en los últimos años, ambas naciones aún enfrentan retos importantes en el cierre de las diferentes brechas digitales, educación y desigualdad social, ante lo cual las obligaciones “de hacer” (brindar cobertura) impuestas a operadores de telecomunicaciones se colocan como estrategias clave que buscan mejorar las condiciones de vida de millones de personas.
Al participar en el 10 Congreso Latinoamericano de Transformación Digital CLTD 2023, Alexandre Reis Siqueira Freire, Comisionado de Anatel Brasil, sostuvo que a pesar de haber logrado una cobertura digital del 90 por ciento del territorio (82 por ciento de la población urbana y 68 por ciento de la población rural), persisten dificultades importantes en materia de educación.
Aclaró que no se trata de un problema exclusivo de Brasil y prueba de ello es que, en los países de la OCDE, 53 por ciento del alumnado de 15 años no sabe diferenciar un hecho de una opinión, lo cual habla de un retraso educativo importante.
Sin embargo, esta cifra llega al 68 por ciento de las y los jóvenes en Brasil, donde todavía hay 36 millones de personas que no tienen acceso a internet y casi uno de cada tres habitantes de zonas rurales (27 por ciento) no sabe cómo usar internet, cifra similar a las poblaciones urbanas, con 26 por ciento.
Durante la mesa titulada “Más allá de la cobertura: cómo cerrar la brecha de demanda de internet móvil en América Latina”, el funcionario brasileño advirtió que 17 por ciento de los residentes urbanos no están interesados en usar internet, porque consideran que no les ayuda en su vida cotidiana.
Además el tema de la conectividad, la promoción de las habilidades digitales y la inclusión son retos importantes cuando se observa que de las 138 mil 355 escuelas que hay en Brasil, 8 mil 365 no tienen acceso a internet y siete de cada ocho de ellas se ubican en zonas rurales. Peor aún, más de 3 mil 31 escuelas incluso carecen de electricidad, lo que deja a 439 mil 559 alumnos y 32 mil 558 maestros sin internet.
Para solucionar estos problemas, se han hecho alianzas con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para promover inversiones focalizadas, además de que se ha implementado una “ingeniosa solución regulatoria”, que consiste en establecer “obligaciones de hacer” a las empresas de telecom al momento de adjudicarles espectro radioeléctrico, por un monto de 200 millones de dólares en compromisos, como presentar ofertas para cobertura de 4G y 5G en zonas donde comercialmente no les resultaría atractivo.
Además, algunas multas aplicadas se convierten en obligaciones para que las empresas establezcan conectividad en escuelas primarias públicas y se trabaja en una “canasta básica digital” que vaya más allá del servicio por sí solo y que tendrá un impacto en el 40 por ciento de los hogares de menores ingresos.
En el mismo foro, Mauricio Lizcano, ministro de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de Colombia, dijo que su país actualmente cuenta con conectividad en el 60 por ciento del territorio, mientras que el objetivo es llegar al 85 por ciento, incluyendo un plan con una empresa pública llamada InterNexa que busca conectar a la zona del Pacífico, ahí donde las empresas privadas no encuentran condiciones de mercado para ingresar.
También se han establecido “obligaciones de hacer” para los operadores, vinculados a más del 60 por ciento del espectro para 2024, lo cual aumentará las posibilidades de despliegue del 5G, mientras que el Plan Nacional de Desarrollo está enfocado en que el 90 por ciento del espectro se entregue en el futuro con estas características.
En Colombia, reconoció, también prevalece una problemática de barreras en los municipios para el despliegue de infraestructura y está en marcha un Plan Único de Infraestructura para salvar estas dificultades.
Pero mientras esto ocurre, hay algunos indicadores preocupantes. Por ejemplo, es un hecho que las poblaciones económicamente más desfavorecidas (conocidas en las mediciones oficiales como los quintiles 1 y 2) no reconocen el valor del internet, con lo cual, la pobreza en lugar de disminuir aumenta y la brecha entre pobres y ricos se profundizan pues éstos últimos sí usan la herramienta a su favor.
Además, es verdad que el celular tiene una gran penetración en la población, pero con el 80 por ciento de la gente utilizando prepago, sus datos se terminan muy pronto, lo que frena su acceso a la educación.
A ello se suma el hecho de que sólo 15 por ciento de los colombianos tiene una computadora y por eso se ha puesto en marcha el programa “Computadoras para Educar” que consiste en entregar al principio de año un paquete estudiantil con computadoras de entre 100 y 300 dólares a los alumnos, cargada con una plataforma de educación pública y las principales opciones educativas que ofrecen gratuitamente las empresas.
La idea es entregar 4 millones de computadoras en tres años para fortalecer no sólo el aspecto educativo, sino el acceso a aplicaciones financieras, de salud y de viajes entre otras muchas, acompañado por estrategias de educación digital, como capacitar a niños de primaria y secundaria en programación a través de educación virtual.
También, para corregir las desigualdades que enfrentan las poblaciones más desfavorecidas, se pondrán en marcha cursos presenciales (de los conocidos como bootcamps) dirigidos a jóvenes de los quintiles 1 y 2 para capacitarlos con duración de ocho meses en programas de liderazgo, inglés y programación, además de especializaciones en distintas materias para que encuentren la utilidad el internet y puedan mejorar a mediano plazo sus condiciones de vida.
C$T-GM