Una vez otorgada la libertad tarifaria al Agente Económico Preponderante en Telecomunicaciones (AEPT), es necesario enfocar el análisis en cómo el mercado seguirá reconcentrándose, pero también en la dimensión del perjuicio en contra de los consumidores que a la postre terminarán pagando más por malos servicios.
“Es cierto que la falta de competencia tiene el poder de matar empresas, pero uno de los daños más grandes se ve reflejado en que un operador tenga la capacidad de cobrar más por malos servicios. Es decir, el juego anticompetitivo del preponderante desaparece empresas, desarrolla poder monopolístico y también afecta a los consumidores que pagan caros los servicios malos que les provee”, aseveró Ernesto Piedras Feria, director de la consultora The Competitive Intelligence Unit (CIU).
El especialista recordó que aunque la compartición de infraestructura es una de las grandes obligaciones establecidas en la reforma constitucional de 2013, la realidad es que el cumplimiento efectivo por parte del Agente Económico Preponderante en Telecomunicaciones (AEPT) sigue siendo una asignatura pendiente.
“Cuando en estudios y encuestas vemos que el consumidor de servicios asegura que el único operador que tiene cobertura en todos lados es Telcel, es muy grave porque de acuerdo con el marco legal, Telcel y todos deberían compartir su infraestructura. El espíritu de la reforma es beneficiar al consumidor”.
En opinión del analista, el sector telecomunicaciones se encuentra en un momento en el que es necesario realizar un corte de caja para reflexionar sobre las acciones del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) en términos de las decisiones tomadas y su apego a la promoción de la competencia que tiene como mandato constitucional.
“Estamos ante la incompetencia para la competencia. Por qué los países avanzan generando más competencia en sus sectores de telecomunicaciones, y aquí no. Aquí llevamos tres años de reconcentración en términos de ingresos en el mercado móvil, ya estamos en niveles superiores de concentración en ingresos, previos a la reforma”.
Para Piedras Feria, los diferentes efectos negativos de haber otorgado al AEPT libertad tarifaria en los servicios de acceso al bucle que utiliza para proveer servicios de banda ancha en 52 municipios, sí podrían empezar a verse en el corto plazo.
“Hay algo que yo llamaría un juego de simulación por parte del preponderante. Primero anunciaron esto (la Libertada Tarifaria) desde antes que fuera aprobado, como si ya hubiera estado arreglado. Segundo, en cuanto fue aprobado, salieron a decir que tendrán precios congelados por lo que resta del año”.
Y es que, apuntó, ante las diversas voces que han hecho notar que la flexibilidad tarifaria otorgada por el órgano regulador impactaría el mercado en términos de precios; Teléfonos de México (Telmex) informó que los precios de sus servicios residenciales y comerciales no subirán en lo que resta del presente año y durante todo el 2022.
“El juego de simulación consiste en decir hagamos como que no vamos a incrementar los precios. Anuncian esto porque tienen los márgenes para aguantar y luego empezar a hacer el juego anticompetitivo para desplazar a la competencia. Se están cuidando ahorita pero viene el golpe pronto”.
Piedras Feria recordó que desde mediados de los años 90, cuando el sector mexicano de las telecomunicaciones carecía de un órgano regulador fuerte, una captura regulatoria y un marco legal débil, las prácticas anticompetitivas de Telmex se reflejaban en aspectos como la interconexión.
“Se volvió un mercado de abogados donde a veces se vendían líneas porque nunca entregaba la interconexión. Si Avantel, Alestra o Maxcom encontraban un cliente, le pedían a Telmex la interconexión, pero la empresa alegaba varios pretextos para no darla, pero se daba la tarea de ir a ver a ese mismo cliente y decirle yo sí te ofrezco el servicio”.
Esto provocó la desaparición de Avantel, una empresa que invirtió miles de millones de dólares y que llegó a tener mucho éxito en su momento, pero no pudo aguantar el incumplimiento de Telmex.
“Vimos cómo Alestra terminó vendiéndose a Axtel, Maxcom nunca creció y ahora vemos este caso donde en el mundo móvil, Telefónica no pudo soportar, entre la mala regulación, los excesivos cargos por espectro y las prácticas anticompetitivas, en este caso de Telcel”.
Por su parte, Gonzalo Rojón, director y senior partner de The CIU, dijo que aunque los efectos negativos de la libertad tarifaria se verán en poco tiempo, su demostración en números será compleja, pues las estadísticas del IFT suelen llevar un atraso de dos o tres trimestres.
“Preocupa que todas las estadísticas que se tienen por parte del IFT están atrasadas, son al 4Q de 2020, a lo mejor para dentro de dos o tres trimestres se verán los efectos de la libertad tarifaria, pero no se tendrán los datos para comprobarlo porque las estadísticas del IFT van dos trimestres atrasadas. Esto es un problema porque se va a alargar el tiempo en el que se pueda comprobar la reconcentración que se advirtió”.
Para el analista, el mercado de las telecomunicaciones enfrenta un mal manejo de las medidas asimétricas impuestas al AEPT, pues lejos de realizar la verificación de cumplimiento de manera oportuna, han sido objeto de modificaciones que claramente están afectando la competencia.
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