Ya sea mediante rutas de larga distancia o con despliegues metropolitanos, la fibra óptica es piedra angular para el desarrollo de países que, como México, necesitan afianzar su futuro digital en redes de banda ancha cada vez más veloces, confiables y resilientes.
“En 2022 quedó clara la importancia de los despliegues de fibra. En promedio los kilómetros nuevos de fibra crecían hasta 2021 a tasas del 3.0 por ciento y en 2022 se elevó a tasas del 5.0 por ciento”, refiere Alberto Arellano, gerente de Telecomunicaciones en IDC México.
De acuerdo con datos del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), hasta el primer semestre del año pasado existían más de 412 mil kilómetros de fibra óptica en accesos, mientras que en fibra de transporte se cuenta con alrededor de 266 mil kilómetros.
Aunque el desarrollo de redes de fibra óptica ha registrado un avance en México, pues en 2013 apenas sumaban 18 municipios los que contaban con accesos de banda ancha de este tipo, lo que para 2022 se fijó en mil 028 municipios donde se concentra el 88 por ciento de la población del país, el desafío se evidencia en dos aspectos clave: costos de despliegue y permisos locales.
“El kilómetro de fibra urbana o metropolitana, que es la que llega a los hogares para dar servicios, es más costoso que el de larga distancia, empezando porque cada municipio requiere un permiso distinto, es más lento el despliegue porque no es lo mismo cerrar un carril de una carretera a una calle con mucho tránsito de personas”.
En este escenario, opina Alberto Arellano, la compartición de infraestructura entre operadores de telecomunicaciones es una pieza clave para equilibrar la demanda de servicios con la oferta que la industria es capaz de proveer.
“Los costos de la fibra metropolitana no han logrado reducirse y es por eso que algunos grupos no invierten tanto en ella, sin embargo, eso da pie a que los operadores puedan compartir infraestructura, con un costo por supuesto. Pero también si hay un registro de esa infraestructura, el operador puede decir para este proyecto voy a colaborar con este otro carrier que me puede vender esa última milla”.
Hablar de creciente demanda implica recordar cómo en el periodo más agudo de la pandemia registrado entre 2020 y 2021, el uso de aplicaciones de videoconferencia registró un aumento de 830 por ciento en su consumo: skype de 650 por ciento; webex y zoom con incrementos sustanciales de tráfico de 430 por ciento en cada caso; el comercio electrónico aumentó en forma relevante y el tráfico de datos creció desde 20 y hasta 100 por ciento en diferentes países.
Hacia un futuro marcado por la consolidación de redes de quinta generación, es imposible dejar de mencionar la inevitable modificación en los patrones de consumo; datos de la OCDE muestran cómo el despliegue de 5G en Europa ya incrementó más de siete veces el consumo de soluciones de Realidad Virtual, 3.6 veces el de video y 2.7 veces más el desarrollo de aplicaciones.
“No es casual que sea Querétaro el lugar donde se están concentrando las inversiones en fibra, es una ciudad que geográficamente tiene el clima para los data centers, hasta hace algunos años tenía mucha disponibilidad de espacios, pero también es porque ahí, y en la CDMX, Guadalajara y Monterrey, se vio el potencial de la fibra”.
Ante el potencial económico y social que representan las redes de fibra óptica de transporte, diversos gobiernos, tanto a nivel municipal como estatal, están observando con mayor interés la necesidad de implementar trámites y permisos que incentiven el despliegue de este tipo de infraestructura.
“Todavía en muchos lugares los trámites se parecen más al que se requiere para una construcción civil y no se le ha visto la relevancia… En otros países, se hace una planeación y se sientan los gobiernos estatales, municipales y federales con los operadores o cualquier interesado en tender infraestructura”.
La experiencia internacional, abundó el especialista, muestra cómo modelos de colaboración entre gobiernos e industria han redundado en planes y calendarios que permiten a las partes saber, por ejemplo, cuándo y por cuánto tiempo estará abierta una zanja en la que se instalará cableado.
“Esto permite reducir costos y una mejor planeación urbana. Algo que ayudaría mucho es que haya una homologación de los trámites, permisos, gestión y cuotas porque pagar por tener una fibra o poner una torre no es a veces accesible, incluso hay operadores que pueden decir, evaluaría poner infraestructura, pero el costo me excede”.
Lo cierto es que la fibra óptica, que en 2021 representaba alrededor de 30 por ciento de los accesos, avanza a paso firme por encima de otro tipo de tecnologías como DSL, que representaban sólo 25 por ciento del total.
Por su parte, los accesos de cable coaxial pasaron, sólo en el periodo 2020-2021, del 39 al 37 por ciento, lo que puede estar indicando que los operadores tradicionales en el servicio de telefonía fija o del servicio de tv restringida, pueden estar sustituyendo sus redes, tanto de cobre como de cable coaxial, por redes de fibra óptica.
C$T-GM