Sin continuidad «todo se irá por la borda».
Si bien los funcionarios públicos que vivieron el antes, durante y después de los cambios constitucionales en materia de telecomunicaciones se van con el cambio de gobierno, la industria es quien debe «defender, cuidar y dar continuidad» a la reforma, sostuvo Edgar Olvera Jiménez, subsecretario de Comunicaciones de la SCT.
«Nosotros nos vamos, somos funcionarios públicos y los hay de primera, honestos, técnicos que tienen una gran capacidad para hacer las cosas, pero no tienen certeza, no saben qué va a pasar; nos vamos y alguien tiene que defender, cuidar y darle continuidad, y no veo a otros más que a ustedes: la industria de telecomunicaciones. La reforma sólo ha sido posible gracias a ustedes, cuídenla, crézcanla, que no se olvide lo que se ha hecho y lo difícil que ha sido llegar a esto».
En el contexto de la presentación de las disposiciones de acceso para telecomunicaciones a la infraestructura del Sistema Eléctrico Nacional, el funcionario subrayó que la continuidad es un factor crucial para el sector y si no se garantiza, se corre el riesgo de tirar todo por la borda.
«Lo que más preocupa es la continuidad, si no se da continuidad entonces todo lo avanzado, lo caminado se va a ir por la borda, absolutamente todo. Si no se toma lo que se ha construido y sobre eso se construye más, entonces habremos dado pasos para atrás, y nos vamos a lamentar».
Olvera Jiménez destacó que en el ámbito internacional, los cambios regulatorios que dieron paso a un nuevo terreno de competencia, mejora sustancial de precios, calidad y cobertura de servicios de telecomunicaciones son motivo de asombro y admiración.
Si el éxito de la reforma de telecomunicaciones, añadió, se pudiera traducir en una fórmula, ésta estaría integrada por elementos como: el diagnóstico del problema, poner en el centro de las políticas públicas a los servicios de telecomunicaciones y a la tecnología, realizar los consensos necesarios para implementar los cambios, la capacidad de ejecución, la evaluación de lo realizado y, por supuesto, la continuidad.
«La OCDE nos dijo en dónde estábamos mal… que lo que más sabía México era lo que fallaba, el problema era que no nos atrevíamos a hacerlo, pero nos atrevimos a hacer la reforma. El segundo punto fue poner a las telecomunicaciones y a la tecnología en el centro de las políticas públicas, y el presidente Peña Nieto logró los consensos para hacerlo y hoy es un derecho constitucional y en dónde más puede estar un derecho que en la propia Constitución, aunque después se desconozca».
El tercer elemento de esa fórmula para colocar a México en un nuevo nivel en materia de telecomunicaciones, añadió, fue llevar a cabo los consensos e implementar las reformas estructurales mediante las negociaciones políticas necesarias.
El cuarto punto fue la ejecución, pues si no se hubiera tenido esta capacidad no se generarían los beneficios que hoy en día los usuarios pueden ver en términos de precio, velocidades y en cobertura; el quinto elemento fue la evaluación y el sexto, la continuidad.
«La reforma sido evaluada favorablemente y hay cifras contundentes que son las que hoy maravillan y admiran otros países, el sexto punto y más importante y lo que más preocupa es la continuidad, si no se da continuidad entonces todo lo avanzado, lo caminado se va a ir por la borda».
C$T-GM