En un país como México donde 30 por ciento de la población, mayoritariamente en zonas rurales, carece de conectividad, el órgano regulador debe priorizar sus mandatos y tener claro que su rol no es “hacer todo para que triunfe 5G”, sino alinear intereses privados al interés público, siempre en beneficio de los usuarios y consumidores.
“El rol es alinear intereses privados al interés público, no es promover una tecnología, no es hacer todo para que triunfe 5G. De una vez les digo, no creo que 5G va a aumentar la productividad ni va a disminuir la brecha de los mexicanos en los próximos 15 años, quizá en 20 o 30 sí”, enfatizó Adriana Labardini, directora de Law, Technology & Development.
Al participar en el panel “Perspectivas de la actualidad y el futuro de la regulación en temas digitales”, la ex comisionada del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) subrayó que “está muy bien que exista 5G, pero esa es chamba de la industria, no del regulador”.
En el mismo espacio virtual organizado por Centro-i para la Sociedad del Futuro, Adolfo Cuevas Teja, presidente interino del IFT, sostuvo que en México la única empresa del sector telecomunicaciones que está posicionada en términos financieros para desarrollar 5G es el Agente Económico Preponderante en Telecomunicaciones (AEPT), América Móvil, en tanto que la Red Compartida que opera Altán Redes no está en condiciones para subirse a esta tecnología.
“Con toda franqueza la única empresa posicionada con fuerza por razón financiera para 5G es América Móvil, esa es absoluta realidad, no digo que eso sea bueno, lo estoy describiendo como un hecho objetivo, y hay enormes problemas para las otras empresas para direccionar su flujo de inversión hacia México para competir efectivamente en el tema 5G”.
El funcionario dijo que aunque la Red Compartida es un modelo muy noble y ambicioso para llevar la tecnología 4G o en el mejor de los casos 4.5G con la banda de 700 MHz a diversas comunidades, no es una empresa preparada ni está en condiciones de pensar en desarrollarse como una empresa 5G.
Cuevas Teja expuso que además de generar condiciones de competencia en el mercado mexicano es fundamental analizar los factores exógenos que intervienen en la atracción de inversiones.
El órgano regulador, dijo, va a avanzar hasta cierto punto, con ayuda del Congreso en diversos temas, y a partir de ahí también depende de las condiciones estructurales que tienen los operadores dentro y fuera del país.
“Podemos sentar las bases razonables para condiciones de competencia y sin embargo, seguir teniendo un déficit de inversión que puede derivar, que es algo que he percibido en la última década, en factores exógenos. Tomo con seriedad los señalamientos que hacen empresas competidoras, también es cierto que el panorama internacional para muchas no ha sido el más favorable por temas internos”.
Por su parte, Gabriel Székely, director general de la Asociación Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) sostuvo que en el mercado nacional el nivel de inversiones deja mucho que desear, sobre todo al compararse con otros mercados similares a nivel regional, como Brasil.
“Las inversiones en México no han sido del nivel que deberían de ser y se afecta a quien debería ser el actor principal de todo esto que es el consumidor y las opciones que debería tener a su alcance”.
Lejos de incentivar el desarrollo del sector, entidades como la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) promueven la desinversión al mantener el esquema de cobro de derechos por el uso del espectro, lo que ha obligado a jugadores importantes como Telefónica a redefinir su posición en el mercado regresando este recurso al IFT.
Además, el Congreso de la Unión ha promovido iniciativas opuestas al desarrollo digital como la creación del Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil (PANAUT) que representa un alto costo para la ciudadanía, sin beneficios claros.
“Existe una gran complejidad en el análisis del marco regulatorio, muchos de los temas escapan al propio instituto a pesar de que la reforma lo definía como el actor central pero hay algunos actores que tienen un papel demasiado importante y no necesariamente positivo”.
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